5. Sembrando una amistad

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—  ¿Sabes, amiga mía? Las personas son misterios muy complejos.

— ¿A qué se refiere, señorita?

— Me refiero a que... la belleza de una sociedad en paz, oculta suciedad que no podrías imaginar. Los corazones de las personas son difíciles de controlar y de leer — Helena sonrió con amargura — ¿No lo crees?

— Supongo, Señorita — Olivia no sabía cómo responder a esta particular cliente, así que respondió brevemente.

— A pesar de todo, entre toda esa porquería se pueden encontrar personas verdaderamente amables y honestas. Yo las llamo las rosas silvestres, porque crecen a pesar de que nadie las riegue o las abone, y usan las tormentas y las sequías para alimentarse — Helena bebió un sorbo y sonrió con intoxicación, pensando internamente que incluso el cóctel más ligero de la carta era demasiado para ella.

— Eso es cierto señorita — Olivia solo asintió distraidamente pensando que el alcohol ya había afectado a la cabeza de la mujer.

— Déjame contarte una historia — Helena dejó a un lado la copa, no dispuesta a beber más — Hubo una mujer hermosa que se casó con un hombre aparentemente amable y de buen corazón. Ella se casó por amor pero él no. Él necesitaba el apoyo de la gran familia de la mujer para ascender en la escala social, pero la mujer aunque inteligente y talentosa era demasiado ingenua para el amor y dejó que la engañarán. Con los años, el matrimonio perfecto de la mujer se fue desmoronando, cada vez aparecían más situaciones sobre el hombre que no encajaban con la persona que la mujer había conocido. Al tercer año de matrimonio la mujer descubrió algo escalofriante, el esposo que tanto amaba había estado escondiendo amantes e hijos ilegítimos, y no solo una amante; en el extranjero se escondía una de ellas con su hija de 9 años y en la ciudad natal de la familia del hombre también había una mujer con un hijo, mientras que en la misma ciudad se escondía otra con una hija tres meses menor que la hija legítima de la pareja, eso sin incluir a las amantes que no tuvieron hijos. La mujer estaba tan desconsolada que el estrés y las fuertes emociones provocó que el cáncer oculto en ella creciera con rapidez hasta que fue demasiado tarde. Ella murió al cuarto año de matrimonio con ese hombre, no sin antes encargarse de que sus propiedades y logros no pudieran caer en manos de su codicioso esposo. ¿Qué te parece?

— Creo que explica su punto, señorita — Olivia estaba algo conmovida con la historia que le contó la mujer, sintiendo que de cierta forma la entendía, y le surgió curiosidad — ¿Qué pasó con la hija de la mujer?

— La estás viendo ahora — Helena levantó las cejas y enganchó la comisura de sus labios — La mujer de la historia es mi madre, y el esposo escoria de ella es el que aportó genes para mí nacimiento. Crecí con mis abuelos y mis tíos. Ellos fueron más padres que mis propios padres, y aunque eso me hacía sentir miserable hace algunos años, ahora estoy inmensamente agradecida de que haya sido así. ¿Y tú?

— ¿Yo qué? — Olivia parpadeó con desconcierto.

— ¿Por qué trabajas en un lugar así? — Helena jugueteo con su brazalete de plata mientras miraba a la cara a la mujercita — Te ves de unos 20 a 23. Joven, hermosa y jovial. Aunque uses ropa barata, eso no esconde tu temperamento elegante y estudioso. Una joven hermosa recién graduada de la universidad no estaría aquí a no ser que tenga problemas de dinero; y una buena familia no le dejaría venir sola a este tipo de lugar a menos que no estén enterados. ¿Estoy en lo cierto?

— ... — Olivia se quedó sin palabras, su cuerpo se puso rígido por la culpa, ya que, en efecto, su abuela no sabe que trabaja en un bar y si lo supiera seguramente le daría una paliza a pesar de su cuerpo débil — Acertaste casi en todo. De verdad necesito el dinero para el tratamiento de mi familia.

— Creo que a esa persona no le gustaría que tú te expongas a tal riesgo — Helena se acomodó los lentes oscuro para ocultar bien su rostro — Mira allá — dice mientras señala al hombre del piercing y la mujer del vestido rojo ajustado y muy escotado — Esos dos son superficialmente personas derrochadoras y lujuriosas pero en realidad... Él hace parte de alguna pandilla local relacionada con el tráfico de drogas y ella... es viciosa y sabe muy bien cómo controlar a las personas.

— Si, me han dicho que no me tope con ellos pero nadie me dijo por qué — Olivia observó rápidamente ese lugar y luego apartó la vista, dió un fuerte suspiro antes de continuar — Pero no tengo otra opción.

— Siempre hay una opción, amiga mia. Solo hay que buscar con calma — Helena golpeó la mesa rítmicamente — Imagino que ser mesera de bar no era tu meta en un principio.

— Por supuesto que no — Olivia sonrió con ironía — Pero en esta ciudad a las personas desesperadas les quieren ver la cara de estúpidos. Este bar fue el único lugar que me ofrecía un salario justo, además de que las propinas serían únicamente para mí y a la gente rica le encanta gastar dinero.

— ¿Tienes un título universitario? — Helena tejió cuidadosamente una red alrededor de la morena.

— Si, en contaduría — Olivia respondió con calma.

— ¿Y qué universidad?

— Universidad C — Olivia sonrió con orgullo moderado — Fui una de las mejores de mi promoción.

— Eso es interesante... — Helena volvió a golpear rítmicamente la mesa — Casualmente estoy buscando a alguien que me ayude con los trámites de rutina de algunas de mis propiedades. Puedes buscarme mañana para una entrevista.

— ¿Qué? — Olivia miró a la mujer cómo si estuviera viendo a alguien loco, se preguntó si todos los ricos cazaban tan casualmente a los empleados.

— Hablo en serio, señorita camarera — Helena sonrió mientras le pasaba su tarjeta de presentación a la otra — Te doy la oportunidad porque la charla contigo fue amena, pero tendrás que pasar la entrevista antes de poder trabajar para mí. Búscame en el hotel C mañana a las 10 de la mañana y veremos cómo te va.

— Gr-Gracias... Señorita— Olivia tratamudeó mientras se sentía abrumada por la emoción, aunque todavía había algo de cautela en su corazón, después de todo le estaban ofreciendo un trabajo con el que había soñado por meses y, al menos por ahora, quería creer en la palabra de la mujer.

— No nos hemos presentado — Helena se paró de la mesa mientras se dirigía a pagar por la bebida que apenas había tocado — Mi nombre es Helena Kotal.

— Un gusto. Soy Olivia Zamorano — Olivia sonrió con esperanza en el fondo de sus ojos color avellana.

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⏰ Última actualización: Sep 01 ⏰

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Renacer para rescatar al hijo del hombre tiranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora