Capítulo 13.

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"— ¿Dónde está la piedra de Mictlán, Athenea?"

Tal pregunta resonaba en el fondo de su mente, mientras que Athenea descendía del cielo, desplomándose por completo sin intención de sobrevivir.

Quería morir, necesitaba morir.

La presión del aire la dejaba sin oxígeno, cualquier otra persona hubiera gritado por su vida pero ella no. Ella no era cualquiera otra persona.

Ella era infinita.

— En cada vida te amaré más. — El recuerdo de Heinrich besando su frente después de haber tenido su primera luna de miel aparecía por momentos en su cabeza. Mientras que otras memorias de él se reproducían sin previo aviso.

La fuerza del aire la golpeaba, el aire era brusco con ella.

— Si Barthust encuentra la piedra de Mictlán, creará un aparato que acabará con toda la vida de este mundo — Leona se hizo presente en su cabeza con información importante.

— ¿Por qué es tan importante esa piedra? — Su recuerdo era vívido pero sonaba como eco, como si estuviera soñándolo en ese preciso instante.

Abel fue quien le respondió: — Porque es la piedra de la muerte. Mictlantecuhtli, mejor conocido como "Mictlán" era considerado el Dios de la muerte dentro de la mitología mexica. Quien había sido creado para que los humanos comenzarán a apreciar la vida. Mictlán aunque no era considerado maligno, podía privar de la vida a cualquiera cada vez que deseará, y aunque ya era todo un ser poderoso para contrarrestar su poder, implantó gran parte de su poder dentro de una piedra preciosa, y se la regaló a su amada esposa quien nació siendo humana, pero la volvió inmortal gracias a la piedra. Pero por desgracia, alguien hurtó la piedra de su amada, y ella murió.

— No soy fan de las mitologías.

— Yo tampoco lo era, hasta que sucedió la noticia de Franco Vitoli.

Athenea frunció el ceño.

— Fue en 1894, Franco Vitoli era un escritor insípido que no podía aceptar su falta de talento, y cegado por el éxito tocó fondo. Franco se obsesionó con una joven mujer de la época llamada Elizabeth, pero esa mujer lo había rechazado por no rendir el suficiente dinero para satisfacer su vida. Franco no pudo lidiar con el rechazo, y comenzó a investigar acerca de maldiciones en todas las culturas para así poder maldecir a Elizabeth y a toda su familia. Era tanto su desespero, que cada vez dormía y comía menos por estar enfrascado en las mitologías de todo el mundo, hasta que encontró acerca de Mictlán, y su piedra de la muerte. Franco vendió su hogar, todos sus recursos para poder encontrar la piedra robada, y lo logró. La piedra había sido robada por un oficial español que había sido parte del descubrimiento de América.

— Ugh, odio a los españoles — Aludió Athenea su desagrado.

— Franco hurtó la piedra, y fue como un humilde navegante en un barco trabajando con carbón. Volvió a Italia, fue hasta la casa de su amada, y los maldijo a todos. Matándolos lenta y tortuosamente justo como se lo pedía a la piedra.

— Que rencoroso — Murmuró Leona.

— ¿Dónde crees que se encuentre la piedra? — Athenea se giró a Heinrich, que estaba segura que ya había conseguido toda la información faltante. Se miraba tan jodidamente guapo cuando estaba pensando. — Franco se deshizo de la piedra cuando cometió su deseo. Estamos seguros de que la tiró al lago privado de la familia de Elizabeth. Porque él en ese mismo lugar se quitó la vida. Y con la piedra consigues la inmortalidad. Él no quería que alguien más utilizara ese poder.

— ¿Entonces tenemos que viajar hasta Italia?

— Si es que Barthust aún no tiene en sus manos la piedra, sí.

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⏰ Última actualización: Apr 24 ⏰

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𝗕𝗘𝗟𝗜𝗘𝗩𝗘𝗥𝗦 ❪𝘏𝘦𝘪𝘯𝘳𝘪𝘤𝘩 𝘛𝘳𝘦𝘢𝘥𝘸𝘢𝘺❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora