Capítulo 10.

155 17 6
                                    




Contenido sensible, se recomienda discreción.








— Se que no eres Madelaine.

El tiempo se detuvo. Las pieles de ambos se habían calentado por la fricción de su cuerpo chocando entre sí. Athenea recargó sus brazos alredeador de Heinrich, y le dio un suave y delicado beso. Sus dedos se colocaron en su barbilla, y la acarició. Era tan guapo, era tan atractivo. La atracción que sentía por él era intensa. Athenea estuvo apunto de desabrocharle el pantalón, cuando este la detuvo sosteniendo sus manos detrás de la espalda de ella — ¿Desde cuándo estás con Madelaine?

Athenea sonrió. Por supuesto que no había caído en su trampa. No por nada era líder de los infinitos.

— ¿Tan mala soy para actuar que soy ella?

— Eres pésima.

Athenea rió mientras se recargaba sobre el cuerpo de él, y admiraba su rostro. — Bueno, no es fácil actuar que eres un fracaso como persona.

Heinrich se molestó por su respuesta, pero no protestó. — ¿Por qué quisiste fingir que eras ella?

— Por la misma razón de siempre. Para protegerme a mí misma.

— ¿Por qué quieres protegerte?

— No soy imbécil, Heinrich Treadway. Sé que todo el mundo quiere deshacerse de mí.

— Nosotros no queremos deshacernos de ti, solo queremos ayudarlas. A ambas.

Athenea carcajeó.
— ¿Crees que eres el primero en decirme todas estas estupideces? No nací ayer, cariño.

— Por lo visto no, ¿Desde cuando estás con Madelaine?

— Ya veo porque todos te admiran tanto... En verdad eres muy inteligente — Sonrió burlonamente — Desde aquel incidente. Que estoy segura que ya no es necesario contártelo.

Hubiera sido mejor recibir una bofetada como respuesta.

— Lamento mucho lo que les sucedió.

— Bueno, prácticamente solo yo fui la qué pasó por todo ese trauma. Madelaine me creó como un escudo, se refugió en algún lugar de nuestra mente. Mientras que a mí me dejó con aquel monstruo. — Heinrich sintió el estómago revuelto. — Gracias al cielo me atacó en un callejón oscuro y desolado lleno de basura. Había varios pedazos de vidrio desparramados por todo el suelo.

Heinrich sentía mucha impotencia por aquello que le estaba siendo revelado.

— Solo recuerdo que durante el ataque, intenté concentrarme en algo más que detuviera todo el entrañable dolor que estaba sintiendo en ese momento. Cuando inesperadamente un recuerdo brotó por mi mente. Era yo... Pero en otro cuerpo, y tenía una edad más madura. Era otra vida. Estaba siendo atacada también en esa memoria, pero algo me dijo que volteara a la derecha, y alargará mi brazo, eso mismo hice, y sentí un pedazo de vidrio roto creado por la lámpara que había sido tumbada momentos anteriores en mi recuerdo... En mi presente era un pedazo de botella rota — Su voz era dura, pero su alma sollozaba — Tomé el vidrio con las pocas fuerzas que me quedaban, y le corté la garganta al maldito hijo de puta que estaba abusando de mí.

Heinrich ya no pudo contener la lágrima que descendió desde su ojo hasta la manta de la almohada.

— Pero no fue suficiente. No me sentí satisfecha. Así que cuando el cuerpo del violador cayó encima de mí, lo tumbé a patadas. Y volví a cortarle la garganta. Una, y otra vez, no me importaba si la sangre estuviera hasta en mi cabello. Seguí haciéndolo cuando pellejos de su piel comenzaron a caer alrededor de su cuerpo. La fuerza que me poseía en ese momento era sobrehumana. Nunca había sentido algo así. Y estoy segura que Madelaine jamás lo había sentido — Las pupilas de Athenea se iban dilatando entre más recordaba aquella escena — Y al final, cuando vi que su cuerpo ya estaba completamente muerto. Decidí arrancarle las putas bolas, y su puto pene asqueroso y enterrarlo en su puta boca.

𝗕𝗘𝗟𝗜𝗘𝗩𝗘𝗥𝗦 ❪𝘏𝘦𝘪𝘯𝘳𝘪𝘤𝘩 𝘛𝘳𝘦𝘢𝘥𝘸𝘢𝘺❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora