𝙏𝙝𝙚 𝙘𝙤𝙡𝙙 𝙙𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙚𝙙 _ 𝘽𝙖𝙣𝙜 𝘾𝙝𝙖𝙣 𝙭 𝙇𝙚𝙚 𝙁𝙚𝙡𝙞𝙭

Cap.②

Aunque el tiempo pase, todavía no olvido tu toque

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Habían pasado unas semanas desde ese día raro, en el cual conoció a ese lobo llamado Bang Chan. No lo había vuelto a ver, le pareció raro más no pensaba tanto en eso, o al menos trataba.
Le era imposible algunas veces no pensar en el pelaje negro como la noche y los ojos color dorado como el oro de ese licántropo que había conocido. Sacudió su cabeza, sacando todos los pensamientos de esta para seguir su camino.

Caminaba hacia la aldea que quedaba un poco alejada de su cabaña dentro del bosque, nesecitaba algunas especias y también algunos libros nuevos para su biblioteca. Nesecitaba algo para entretenerse mientras que sus noches eran aburridas como todas después de ese día.

- ¡Ho! Felix, cuánto tiempo - lo saludo el hijo del pastor del pueblo, Seungmin.

- ¡Min! Hola, a pasado tiempo desde la última vez que hemos hablando - dijo el rubio caminando junto al chico de cabellos castaños.

- cierto, me preocupa no verte muy seguido por el pueblo... Ya sabes, las criaturas del bosque son crueles - musitó asustado mirando al frente.

Los padres del castaño nunca lo dejaron salir mucho de niño, por lo que desarrollo un miedo al exterior aunque no lo culpo, en realidad el bosque si es un poco peligroso.
El rubio rio mientras que llegaban a la calle principal del pueblo, los dos siguieron caminos distintos después de despedirse. El de pecas llegó al mercado, busco las especias que buscaba y salió hacia la librería. Al entrar el hombre lo resibio con los brazos abiertos, entregándole los libros que había pedido hace tiempo atrás para el mismo.

- muchas gracias por todo señor Jack - agradeció el chico saliendo del lugar con su canasta llena de libros nuevos.

- ve con cuidado jover Felix - sonrio el señor ya un poco mayor de edad mientras que despedía al chico de pecas.

El rubio era querido por todos en el pueblo, todos se preocupaban aveces cuando no bajaba por semanas al mercado para comprar o a la librería de Jackson, pero siempre se aliviaban al verlo con su sonrisa característica.
Este caminaba de nuevo a su hogar, todavía era de mañana, y los rayos de sol se filtraban por las ojas de los árboles dando una hermosa imagen del bosque para los que lo mirarán.

En un momento su mirada de elevó del suelo lleno de ojas amarillas y naranjas por el otoño, notando como la persona que no se había quitado de la cabeza estas últimas semanas estaba esperándolo apollando en unos de los tantos árboles de ese bosque.
Al notarlo el licántropo sonrió mirándolo mientras que se acercaba a este, tomando la canasta y empezando a caminar dejando al rubio un poco pensativo por su acción tan repentina.

- si no caminas te dejare atrás, Felix - murmurro el peli negro mirándolo por sobre sus hombros.

- ¡Ah! ¡Si! - corrió un poco para estar al lado de este para caminar juntos.

Algunas veces pasaba eso, salía de casa y cuando iba a volver se lo encontraba en el camino, aunque sea por unos minutos se sentía feliz estar a su lado. No hablaban mucho en cuanto caminaban juntos a la cabaña del rubio, pero no era un silencio incómodo, es más, los dos lo apreciaban mucho ya que disfrutaban la compañía del otro.
Al llegar el peli negro dejo la canasta en manos del rubio y se despidió de este, convirtiéndose en animal de nuevo y llendo con su manada.