𝙏𝙝𝙚 𝙘𝙤𝙡𝙙 𝙙𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙚𝙙 _ 𝘽𝙖𝙣𝙜 𝘾𝙝𝙖𝙣 𝙭 𝙇𝙚𝙚 𝙁𝙚𝙡𝙞𝙭

Cap.①

No sabía que ese olor a vainilla volvía loco
a los lobos

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Empezó a juntar la leña que había cortado con su hacha, venía el invierno y tenía que juntar algo para pasarlo. Una pequeña farola de mano descansaba en los troncos de mayor groso, iluminando un poco el lugar donde estaba, ya que el sol se escondía poco a poco dejándolo con menos iluminación cada vez más.
Suspiro cansado, juntando toda la leña y dejandola en la pequeña carretilla que tenía de espalda.

— hora de volver a casa — murmurro mientras que se volteaba a buscar la farola de mano.

Sus ojos marrones se encontraron con unos amarillos brillantes, haciendo que su cuerpo se erizará totalmente. Su pelaje era negro, haciéndolo resaltar con el amarillento de sus ojos, mientras que se acercaba al humano a pasos lentos.
El rubio retrocedió, estaba sorprendido ya que no contaba en encontrarse a un lobo ese dia ¿Que aria? ¿Se lo comería? Vaya, que buena muerte va a tener ahora.

— ¡alejate! ¡No te acerques lobo! — lo amenazó con el hacha de mano pero no sirvió de nada al tropezar y caer al suelo — ¡vete! Déjame — retrocedió un poco más sintiendo como las ojas de los árboles se pagaban a sus manos.

El lobo gruñó. de un momento a otro, la anatomía de este empezó a cambiar haciendo que este dejara su forma normal. El lobo ya no era lobo, sino un humano. Miro al rubio el cual lo miraba atonito, dejo caer el hacha mientras que su mirada no dejaba de estar sobre el.
El rubio retrocedió más mientras que empezaba a asustarse por lo visto, mentiría si dijera que su corazón no latía como loco al ver algo tan raro como eso frente a sus ojos.

— ¿He? ¡¿E-eres un humano?! — murmurro sorprendido mientras que temblaba un poco.

— no, soy un pájaro ¡Es obvio que soy humano! ... Bueno, mejor dicho soy un licántropo — aclaro mientras que se acercaba más al chico, haciéndole caso omiso a lo que le pedía antes.

— ¡A-alejate! — pidio con miedo notando como este se agachaba lentamente por lo que tapo su rostro con ambos brazos.

— si vas a estar por el bosque hasta tarde deberías de traer más que una pequeña hacha y una farola... Hay cosas que te pueden hacer daño aunque no lo creas — muermurro el lobo mientras que tomaba la carretilla de espalda del rubio la cual estaba llena de leña pesada para el pequeño cuerpo del chico — apúrate... Te ayudaré a llevar esto a tu hogar para que no te pase nada — murmurro el peli negro empezando a caminar.

— ¿He? ¡Ah! Si... — exclamó un poco confundido por la actitud de este ¿porque lo estaba ayudando? Eso era raro.

El camino fue tranquilo, si no fuera por la repentina lluvia de otoño que había llegado. Después de unos minutos de correr bajo la lluvia habían llegado a la pequeña cabaña del rubio, la leña estaba empapada al igual que los dos. Pequeñas gotas de agua caían de los cabellos rubios haciendo un recorrido desde el cuello/hombros del de pecas hasta perderse debajo de la ropa de este.
Eran cosas que tenían anonadado al lobo en sus pensamientos, cosa que hubiera seguido parando antes de que el menor se moviera hacia un armario y sacará algunas toallas para que ambos se secaran.

— estás todo mojado... Toma, secarse con esto — le entrego una de las toallas mientras que esté tallaba su cabello para secarlo — buscaré un poco de ropa para que te cambies, es lo menos que puedo hacer por ayudarme a llegar bien a casa — musitó llendo a su habitación y volver con una muda de ropa para el lobo.