Capítulo 9

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Maratón 1/3

Okay, pues gracias a Dios salí del colegio ya y, como no iba a ir apestosa y sin higiene a donde Marcos, iba a ir a casa a darme una ducha y cambiarme de ropa. Puede que no sea la mejor en moda pero sí soy muy higiénica.

Llegué a casa, saludé a Alonso, ya que era el único que estaba, subí a mi habitación, me di una ducha y finalmente me vestí. Me puse una camisa gris que dejaba ver un poco de mi abdomen, y decía "Don't go with the flow", unos jeans ajustados, una pulsera negra, unas sandalias del mismo color y mude mis cosas a una cartera negra. Como no quería pasar mucho trabajo, me hice un moño de dona desordenado, que agraciadamente quedó perfecto y me llevé unos lentes para el sol.

Yo aunque me vistiera bien, no era muy femenina o me preocupaba demasiado por como lucía, como lo hacen las populares, bueno, como eran muchas, no todas. Algunas me caían bien. La peor que me caía era Olivia. Esa sí que me pone mal, yo no soy así de que me caigan mal muchas personas, pero en verdad, la detesto.

Ya me fui de casa y como el parque quedaba cerca de esta me fui caminando hacia allá.

••••••••

Después de 15 minutos caminando, llegué. Me dirigí al pequeño lago que hay y me senté en la orilla, mirando los cisnes en el agua.

Me di cuenta de algo, Marcos me dijo que fuera al parque, pero no exactamente donde iba a estar. Ahora tendría que buscarlo. Pero en ese momento, alguien gritó mi nombre y cuando me volteé para ver quién era, vi que era Marcos y que se dirigía hacia donde yo estaba.

-Hola- me dijo respirando pesadamente, como si hubiera corrido todo el parque. En verdad me daba pena.

-Hey- le di una sonrisa de boca cerrada- ¿Estás un poco cansado, no?

-Sí, perdóname.

-No, perdóname a mí. Tuviste que correr el parque para encontrarme.

-No es nada, en verdad no sé por qué estoy tan cansado.

-¿Cómo que no sabes?

-Bueno, soy jugador de fútbol americano, y pues, tengo que correr, saltar... Muchas cosas.

-Oh, okay.

Después de unos minutos de hablar cosas al azar, me dijo lo que pasó. Me sorprendí. Pude notar la tristeza plasmada en su rostro mientras me hablaba de la muerte de sus padres, pero después vi alivio cuando me dijo que todo estaba bien con su hermano.

No sabía que decir. No soy buena consolando a la gente, aunque soy una persona con mucha empatía, no soy buena consolando, lo cual es un poco extraño. Se me cristalizaron los ojos al ver el dolor de Marcos en sus ojos cuando habló de sus padres. Ya lo he mencionado dos veces pero lo admiro, lo admiro a él, como siguió adelante, y admiro a su hermano, por cuidar de Marcos y de él mismo.

-Te admiro a ti y a tu hermano- dije rompiendo el silencio. No era un silencio incómodo, en cambio, era pacífico.

-¿Uh?

-Sí, los admiro. Admiro como tú luchaste, después de lo que pasó con- hice una pausa y miré al suelo, aunque Marcos seguía mirándome- tus padres... Y a tu hermano, como cuidó de ti y luchó con la perdida y salió adelante.

-Gracias, pero al que deberías admirar más es a mi hermano, Federico, porque él hizo todo lo posible para que yo fuera feliz y siempre que estaba al frente mío tenía una sonrisa en el rostro para que yo no viera todo el dolor que sentía. En ese momento no me daba cuenta de nada, pero ahora sí. Además, mi mejor amigo, o mejor dicho hermano, Adrián, me ayudó mucho, y sus padres también.

-Eso no importa. Una perdida como esa es algo, guau, no sé que decir, pero, recuerda, si necesitas algo tienes a Federico, Adrián, y me tienes a mí. ¿Okay? Nunca dudes en llamar.

-Gracias Alicia.

-No es nada Marcos, créeme, nada- dije y me acerqué a él y puse mi cabeza en su hombro mientras veíamos el lago y la fuente del medio, con los cisnes. Era relajante.

-¿Te dije que te ves linda hoy?- me dijo. No pude evitar sonrojarme, no sé por qué. Odio sonrojarme tan fácil.

-¿Estás coqueteando conmigo?- dije sin pensar. ¡¿Por qué dije eso?!

-No, solo soy cortés. Dios, ahora todo lo confunden con coquetear. Los modales se han perdido tanto que los confunden con coqueteo. Sólo le digo a una bella chica que se ve bien hoy. ¿Está eso mal?

-No.- dije un poco avergonzada. Era cierto lo que había dicho, y yo diciendo y que estaba coqueteando conmigo, es que soy bruta. Además dijo que era bella, otra razón más para sonrojarme.- ¿Así que soy bella según tú?

-Sí- dijo y me sonrojé aún más. ¿¡Por qué?!- ¿No vas a decirme ahora que soy guapo?

-No- dije y reí cubriéndome la cara

-¿Ah, no?

-No.

-Me has ofendido, sentirás mi furia.

Se puso a horcajadas encima mío y comenzó a hacerme cosquillas.

-¡No!- dije- ¡Basta! ¡Por favor! ¡Ahh!

-¡Dilo!

-¡No!

-Ah okay- dijo relajado, de lo más bien, tranquilo. Por un momento pensé que pararía, pero lo que hizo fue que intensificó su ataque de cosquillas

Parecía una anaconda.

-¡Para!- dije y le di en el pecho para que se moviera, sin embargo, no funcionó, no se movió ni un centímetro.

-¡Dilo!

Ya me dolía el estómago de tanto reír y gritar y mis pulmones le faltaban aire. Sé que no aguantaré por mucho más tiempo, pero no quiero perder.

-¿Vas a decirlo?- preguntó Marcos, diversión plasmada en su rostro.

-No- dije como pude, necesito aire.

Marcos seguía, necesito aire, ya no puedo más.

-Okay, ya- dije casi en un susurro, ya que no tenía casi aire. Marcos estaba esperando con una mirada victoriosa y con diversión. Recuperé el aire que necesitaba.

-¡Agh!- dije. Odio perder- Te ves guapo...

-¿Y?

-Te ves bien hoy...

Su sueño hecho realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora