Momentos mágicos

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-Ranma, ya levántate, llegaremos tarde otra vez a clases!-Akane entró en la habitación de los invitados, dispuesta a levantar al joven Saotome así fuese con agua fría.

El espacio, vacío y ordenado, le indicó con claridad que el chico ya se había despertado. Sin embargo, ella no lo había visto durante el desayuno.

¿Y si Ranma se había marchado como en su sueño? Si él había finalmente renunciado al compromiso y escapó en medio de la noche junto a Shampoo o Ukyo?

-Ese Tonto, desconsiderado!- Se quejó apretando los puños al costado.

Con apenas aire en los pulmones, ella buscó desesperada las cosas del chico. Su mochila de viaje seguía ahí, así como sus pocas pertenencias y libros escolares.

De inmediato fue al pequeño mueble de madera, tirando del cajón sin medir su fuerza. La ropa de entrenamiento y un antiguo manual de técnicas de combate quedaron frente a ella debido al brusco movimiento.

El oxígeno fluyó a través de su cuerpo nuevamente al constatar que todo seguía igual.

-Qué tonta soy, fue solo un sueño. Ya tengo que dejar de pensar en eso-se regañó mentalmente y se dispuso a dejar todo tal y como lo encontró.

Envuelta en la ropa de entrenamiento, una pequeña caja de madera cayó ante ella.

La curiosidad le ganó y alargó la mano para tomar aquel artículo. Lo abrió con cuidado y quedó sorprendida al descubrir el contenido.

Los restos de su otrora larga melena se encontraban ahí, resguardados aún con la cinta amarilla que solía usar en su cabello.

Ranma lo había conservado? Es que él se sentía culpable aún por eso? Ella nunca lo culpó, había sido un accidente.

Para qué conservaba él algo así?

"En la antigüedad, los hombres llevaban con ellos un mechón de cabello de la doncella que amaban. Lo conservaban como promesa de amor y abnegación por aquella dama"-algo así recordaba haber leído alguna vez Akane.

Sus mejillas se enrojecieron de inmediato y el corazón le latió con fuerza en el pecho.

-Imposible-Murmuró

-Vuelve aquí, cerdo aprovechado!-escuchó la voz agitada de su prometido en el patio.

Akane sostuvo con cuidado el moño amarillo que seguía atado a su melena, la que una vez se había esforzado en dejar crecer para agradar a Tofu Ono.

-Ranma, has estado guardando esto todo este tiempo?-Murmuró con incredulidad.-Por qué?

Se apresuró a devolver el contenido a la cajita, envolviéndola nuevamente en la prenda de vestir y dejó todo nuevamente en el mueble como si nada hubiese sucedido, dispuesta a salir de ahí tan pronto como le fuese posible.
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-Pues si solo soy una molestia para ti, tú y yo ya no somos nada!-gritó furiosa dándose la vuelta para mirarlo a los ojos. Su cabello se meció horizontal en el viento, atado como siempre con aquel moño amarillo.

La curiosa arma lanzada por Ryoga cortó de tajo su melena, dejándola en shock por un instante, sin poder pensar en nada más que en su terrible perdida.

Ella había resuelto en su niñez llevar el cabello tan largo y hermoso como el de Kasumi, su hermana mayor, pues según su infantil perspectiva, de esa manera el doctor terminaría por fijarse en ella también.

Qué tonta podía llegar a ser la imaginación de una niña!

Como si el afecto que Tofu le profesaba a su hermana dependiera de algo tan superficial.

Siete Días De Amor RanKane 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora