CAPITULO 21

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Espera, Ryan, hablemos –le pide mientras camina detrás de él, tratando de alcanzarlo.

-Ahora no – responde él, completamente tenso y molesto, intentando escapar rápidamente de la casa. Sin embargo, justo cuando está a punto de abrir la puerta, Paula la cierra de golpe, impidiendo que Ryan escape y provocando que él se gire abruptamente hacia ella, quedando cara a cara.

-Por favor, hablemos... –dice Paula, pero se congela en el instante en que ve la mirada furiosa de Ryan.

- ¿De qué exactamente? –arremete él, mirándola con rabia. –¿De qué te hago sentir menos debido a que soy el jefe? ¿De qué prefieres confiar en todos menos en mí? ¿De tu afán por menospreciar lo que siento por ti y siempre poner en tela de juicio mi capacidad para ser objetivo?, ¿de que soy un celoso incomprensivo? ¿De qué exactamente quieres que hablemos? – inquiere, elevando poco a poco la voz.

-Ryan... –intenta hablar, pero es interrumpida por el tono desafiante y furioso de él. La sorpresa se refleja en los ojos de Paula mientras intenta encontrar las palabras adecuadas.

- ¿Qué? ¿Qué más te faltó decirme? ¿De qué más soy culpable ahora? – exclama Ryan con furia. Su voz retumba en la habitación, haciendo que Paula dé un salto de susto.

El impacto de sus palabras la deja atónita, sus ojos se abren de par en par mientras retrocede unos pasos, perpleja ante la mirada llena de ira en los ojos de su esposo. Ryan, consciente de que la ira lo está consumiendo, toma la decisión de contenerse y alejarse antes de lastimarla de alguna manera.

-es mejor que me vaya –asegura echando su cabello hacia atrás

-No es así, entiende... –intenta responder Paula, pero es interrumpida por la rabia de Ryan.

- ¿No es qué? –argumenta él con rabia. –¿Quieres que te entienda? ¿Y quién me entiende a mí? –se señala – Siempre todos me piden que me ponga en tu lugar, que te dé tu espacio, que entienda lo difícil que es para ti. Lo intento, verdad lo intento, pero cuanto más me esfuerzo, más me ocultas las cosas y me haces sentir como si fuera alguien innecesario en tu vida. Me siento como un maldito imbéc. – Se muerde los labios con fuerza para evitar seguir maldiciéndose. –Siempre, siempre me ocultas las cosas y me apartas como si no te importara en lo más mínimo – le reprocha mientras aprieta sus manos.

La habitación se sumerge en un silencio tenso y cargado de emociones. Paula lucha por encontrar las palabras adecuadas para responder, mientras su corazón se desgarra al escuchar el dolor en la voz de Ryan.

-Siento como si estuviera luchando completamente solo –murmura Ryan mientras se toca el lado izquierdo del pecho con cierta melancolía en la mirada. –Y duele, duele bastante. ¿Sabes qué? –continúa, mirándola con tristeza en los ojos. Me estoy quedando sin fuerzas y siento que te estoy reteniendo a la fuerza, y eso es algo que me está carcomiendo por dentro

La tensión en la habitación se vuelve palpable, cargada de emociones en conflicto. Paula se muerde el labio inferior, luchando por contener las lágrimas que amenazan con brotar. Su expresión se mezcla entre el arrepentimiento y el deseo de explicarse.

-Ryan, no es así, tu no... –musita incapaz de continuar debido a que su voz se quiebra por la angustia.

-pero tu actitud para conmigo me hacen pensar lo contrario –asegura con cierta melancolía en el rostro –Si es así, dímelo – pide con un tono de voz afligido. –Si lo que realmente quieres es que esto termine... yo... –Hace una pausa, incapaz de terminar aquella frase debido a lo doloroso que le resulta siquiera pensarlo.

Paula se queda mirándolo completamente sorprendida y espantada por el giro de aquella conversación. Siente como un sudor frío recorre su cuerpo y algo oprime con fuerza el pecho. Ryan, al notar la sorpresa y la palidez en el rostro de Paula, decide detenerse.

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