FRAGMENTOS

CAPITULO 28

Luego de aquella impactante escena, Ryan y Daniel se encontraban sentados uno frente al otro en la terraza del hotel, completamente solos, con el sonido del mar como fondo y la brisa acariciando sus rostros.

- ¿Cuántos años tiene? - inquiere él, rompiendo aquel silencio, mientras observa el horizonte.

- Cumplirá 11 el mes que viene - responde ella, con la mirada perdida en el vaivén de las olas.

- ¿Por qué no me dijist...? - antes de que pudiera terminar de preguntar, ella lo interrumpe, con un deje de dolor en su voz.

- Supe de su existencia dos meses después de que habíamos decidido romper - menciona, desviando la mirada hacia el mar, donde las olas parecen llevarse consigo los recuerdos dolorosos.

- ¿Dos meses después? ¿Por qué esperaste tanto para decírmelo? - Pregunta Ryan, con una mezcla de sorpresa y molestia en su tono de voz.

-Lo siento, Ryan, pero en ese momento no sabía cómo decírtelo. Estaba confundida y asustada. No sabía si querías ser parte de la vida de alguien más, especialmente después de que terminamos nuestra relación- Responde Daniel con sinceridad, desviando la mirada por un momento antes de volver a encontrarse con la de Ryan.

-No sabías si quería ser parte – menciona algo molesto – ni siquiera me diste la oportunidad – alega, levantándose de la silla con un gesto de frustración.

-Ryan... - susurra, tratando de encontrar las palabras adecuadas para calmar la situación.

-porque no confiaste en mi –dice dándose la vuelta y mirándola –todo esto es tan, tan frustrante.

- ¿Y cómo piensas que fue para mí? – inquiere ella – No fue para nada fácil. Estaba asustada, confundida y sola. Hice lo que creí que era correcto en ese entonces.

Ryan, al ver el dolor y la frustración reflejados en los ojos de Daniel, se siente culpable. Un nudo se forma en su garganta mientras contempla la silueta de Daniel

-Sé que cometí un error al ocultarte su existencia", menciona con pesar-y es por eso mismo que estamos aquí, porque Lucas te necesita. Necesita a su padre en su vida.

La mente de Ryan está completamente perturbada; todo parece tan irreal. Hace apenas unos segundos, su familia estaba conformada por Paula y Alan, y ahora, de la nada, un nuevo miembro se une a ella de una manera tan abrupta. La situación lo abruma, sintiendo que el suelo se desvanece bajo sus pies mientras intenta asimilar el giro inesperado que ha tomado su vida.

Daniel se levanta de su asiento con un suspiro pesado, y se acerca a Ryan, con determinación en sus ojos - Sé que no es fácil –murmura con voz entrecortada –y que esto probablemente cause algún problema entre Paula y tú, pero ya no podía soportar más ver la tristeza en los ojos de Lucas cada vez que miraba a otros niños con sus padres. Necesito que entiendas que mi intención nunca fue herirte, Ryan

Ryan baja la mirada por un momento, procesando las palabras de Daniel. Luego, levanta la vista con una mezcla de resignación y comprensión. –Sé que quieres lo mejor para él. Pero... ¿por qué no pudiste simplemente hablarme de esto antes? Sin tan solo hubieras... - Su voz se detiene bruscamente cuando, justo en ese instante, divisa el zapato del niño asomando por el umbral de la puerta. Un destello de preocupación cruza su rostro mientras se da cuenta de que Lucas ha estado escuchando la conversación.

Daniel, al notar el rostro pálido de Ryan, sigue su mirada y su corazón se encoge al divisar la figura diminuta de Lucas, parado en el umbral con una expresión de confusión en su rostro. Un nudo se forma en su garganta al darse cuenta de que el niño ha estado escuchando la conversación. Traga saliva con dificultad, sintiendo cómo la tensión del momento se intensifica al encontrarse con la mirada de su hijo, quien parece esperar una explicación.

L-Lucas... – Ryan balbucea, con una mirada llena de dolor

-En el fondo sabía que era un error venir –murmura cabizbajo el niño, su voz apenas audible mientras su tono se quiebra. –Papá no me quiere, solo soy una molestia ...

Daniel se apresura a correr hacia su hijo, envolviéndolo en un abrazo reconfortante. Lucas se deja caer en los brazos de su padre, dejando escapar sollozos ahogados mientras busca consuelo en su pecho. Entre sollozos, Daniel acaricia suavemente el cabello de Lucas, tratando de calmarlo.

Ver el rostro de aquel niño inundado por las lágrimas provoca una fuerte presión en el pecho de Ryan, haciéndole notar que lo menos importante aquí era por qué Daniel había decidido callar, o por qué no confió en él. Lo que realmente importaba aquí era Lucas; lo que debería importarle y obtener toda su atención era cómo acercarse a su hijo. La angustia en los ojos de Lucas le recuerda a Ryan que su prioridad absoluta debe ser reconfortarlo y asegurarse de que se sienta amado y apoyado en medio de esta situación difícil. En ese momento, una determinación silenciosa se apodera de Ryan mientras se acerca lentamente a Lucas, extendiendo una mano para tocar su hombro con suavidad.

Ryan se arrodilla frente a Lucas, buscando su mirada con ternura. –Lo siento mucho, No quería que escucharas eso, ni mucho menos ponerte triste, ¿podrás perdonarme?

El pequeño se aparta de los brazos de Daniel y mira fijamente a Ryan. –Esto quiere decir que papá no me odia, ni me considera un estor... –Las palabras del pequeño quedan suspendidas en el aire debido al repentino abrazo que Ryan le da, envolviéndolo en una cálida sensación de amor

-Jamás, nunca podría pensar algo así, y lamento mucho si mis palabras o acciones te hicieron sentir de esa manera –menciona mientras palmea la espalda del pequeño con ternura

-Entonces, ¿papá me quiere? – pregunta nervioso el pequeño, con un brillo de inseguridad en sus ojos.

-Por supuesto que te quiero, hijo – menciona, apartando suavemente al pequeño para que sus ojos pudieran encontrarse.

- ¿Y estarás conmigo de ahora en adelante? - preguntó con un brillo de esperanza en los ojos

-Estoy aquí para ti, ahora y siempre –menciona con voz suave y una sonrisa tranquilizadora mientras toma las manos del pequeño con ternura.

El niño, conforme con la respuesta de Ryan, se abalanza sobre él para darle un abrazo cálido y reconfortante.