RIVER, 24 DE MAYO DE 2000(Lo que olvidamos)

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-Ya sé cuál será la locura de nuestro próximo cumpleaños.
No entiendo por qué seguimos haciendo
esa tontería...
-Porque me lo prometiste hace años cuando viniste a verme para firmarme la escayola. Al fin y al cabo, nunca me habría caído del árbol si tú no me hubieses asustado hablándome de ese gusano -le recordé.
-Es que había un gusano. No es culpa mía que te den miedo.
Intenté disimular un escalofrío. No me gustaba admitir en voz alta que sentía una mezcla de miedo y asco por los animales invertebrados, especialmente cuando tenían un aspecto gelatino-so, como los gusanos, las medusas o las babosas.
-Será «El bote de la aventura».
-Explícate. -Me miró atenta.
-Guardaremos el dinero que nos den en
Navidad, en los cumpleaños o cuando nos pidan que arranquemos las malas hierbas del jardín. Y, en cuanto seamos mayores de edad y hayamos ahorrado lo suficiente, nos iremos a la aventura.
-¿Adónde?
-No lo sé, pero eso es lo de menos.
-Mmm... -Nicki enrolló en su dedo índice uno de los mechones rojizos de su pelo y después lo soltó como si fuese un muelle. No me parece una idea tan mala.
-Pues claro que no. ¿Por qué iba a serlo?
-El año pasado se te ocurrió robar huevos de las gallinas del señor Ollie.
-Fue muy divertido.
Nos castigaron.
-Aún no entiendo por qué.
Nicki sacudió la cabeza. Llevaba un colgante del que pendía un bote de purpurina plateada y en su muñeca parecía coleccionar gomas de colores.
-Tengo treinta dólares en mi caja de los tesoros.
-Yo guardo unos veinte
-dije, porque la
semana anterior me había gastado buena parte de los ahorros en dulces-
-. Eso hacen cincuenta. Somos casi ricos.

DONDE TODO BRILLAWhere stories live. Discover now