5: resumen: Tanjuro simpea a Shinjuro

107 15 8
                                    

Hoy él día se encuentra cálido y brillante, siempre buscando una forma de restregarte en cara que tu situación no es la mejor y no le importa.

Tanjuro soltó un suspiro más suave de lo que debería mientras tocaba la puerta de aquella finca, a pesar de que era ciertamente cercano a Rengoku (llegando a hacer muchas estupideces por él y su inestable seguridad), el verlo después de que todo le da un sabor amargo en la boca.

Tu fuiste apartado, te prohibieron estar a su lado, no te culpes.

Callate

Fue su culpa, punto.

En fin, cosas sentimentales que, según su terapeuta de cuarta al que llama "yo mismo y mis pinturas", debería experimentar de forma más sana.

Pero ¡oh gran sorpresa y giro de los acontecimientos que nadie esperaba! ¡es un Kamado!, los Kamados estan hechos para vivir con un poco de depresión y mucha culpa por su increíble
apego a las personas y vivencias.

- ¡¿Quien es?! - se escuchó un grito provenir desde adentro. Tanjuro, acostumbrado a reacciones negativas de sus pacientes, mantuvo la calma como de costumbre.- ¡NO LOS QUIERO VER PAR DE IDIOTAS!

- Rengoku.... -dijo suavemente sabían que el contrario lo escucharía perfectamente.- Soy yo, Tanjuro. -silencio, eso fue lo que obtuvo del rubio por un rato.

Tanjuro se fue a aquél lugar mentalizado para tratar a un paciente, a alguien que necesita a ayuda y el será el sanador. Así que tenía las defensas por los cielos, se supone que su cercanía con Shinjuro no afectaría en su trabajo.

Se supone, se supone, se supone.

¿Entonces por qué cuando Shinjuro abrió la puerta lentamente, mirándolo de forma agresiva pero con dolor, sintió que todo desaparecía y sus instintos gritaban que lo cuidara? ¿Por qué sentía la necesidad de abrazarlo en ese mismo instante? ¿Por qué le dolía desechar la idea ante el razonamiento de que el tipo se siente irritado con su presencia?

Él sabía las respuestas, claro que las sabía. Pero prefiere fingir no ser consciente de ellas.

Ninguno dijo nada por unos instantes, Shinjuro lo miraba intensamente, sin esperar nada de él, solo viéndolo como si muchas emociones estallaran dentro de su ser.

Tanjuro tragó saliva.

- ...Rengoku... Buenos días... -saludó buscando volver a centrar a Shinjuro, cosas que funcionó. Pues la mirada adolorida en su semblante cambió de inmediato a una dura e irritada.

- Tu... ¿Que mierda haces aquí? -preguntó el rubio con desdén, su cejó fruncido y la sonrisa boca abajo le hacían saber que, de verdad, Shinjuro no lo quiere ahí.

- Vengo a cuidarte -contestó Kamado suavemente y con su porte firme, ambos saben que el menor no se irá pronto. No si el usuario de las llamas lo necesita.

Y ambos saben que lo necesita.

Shinjuro sintió como las cosas dejaban de existir por unos momentos.

Segundos.

Segundos.

Segundos.

¿Minutos?

¿Seguro que no están pasando minutos? ¿Horas?

Su miedo le está haciendo ver el tiempo tan raro.

¿Verlo? ¿Sentirlo?

¿Desde cuando siente miedo?

- ¿Shinjuro? -llamó el menor, mirándolo suavemente, su voz igual de suave tentaba al mayor a salir corriendo.

Así que cuando Tanjuro se acercó a donde estaba hizo lo único que pudo pensar, un acto impulsivo que lo dejó a merced de varios sentimientos que realmente no quería afrontar. Pero era lo mejor, no quiere, no quiere, no quiere.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 05, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Operación "Felicidad A Las Llamas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora