VII

14.2K 445 61
                                    

Narra Pedri

Me había marchado de Canarias para cumplir mi sueño y creo que me absorbí demasiado en él.

Tanto que no me di cuenta de que había perdido el contacto con Alba.

Era un imbécil.

Siempre que llegaba la noche pensaba en ella. En las noches en la playa bajo las estrellas.

Aquel día Ferrán me dijo que íbamos a salir a despejarnos un poco y que Sira iba a traer a una amiga, o más bien, a su compañera de piso.

Sinceramente no me apetecía conocer a nadie.

Y cuando la vi entrar por aquella puerta, tambaleándose un poco, con las mejillas encendidas y con una sonrisa en la cara supe que estaba perdido.

Estaba más preciosa que cuando la dejé en Canarias con los 18 recién cumplidos.

Cuando Sira me nombró vi su sonrisa desaparecer y sentí mi corazón hacerse pedazos.

No iba a poder acercarme a ella hasta que se me ocurrió que viniera conmigo en el coche.

Aunque no habíamos llegado al coche cuando empezamos a gritarnos y discutir.

Y joder, lo había echado de menos.

Aunque en ese momento me estuviese gritando, sentí que podía respirar.

Al verla llorar lo mandé todo a la mierda y la abracé porque ansiaba tocarla.

Olía igual que hace 2 años.

Me contó que había estado con Carlos.

Joder. Me dolía escuchar aquello.

Habíamos estado en el centro recreativo sin ni siquiera decirnos una palabra.

Hasta que la vi sentarse con cara de cansancio.

Me costó mucho convencerla para llevarla a casa, pero al final cedió, bueno, más bien la cogí en brazos y ella no pudo hacer nada.

Cuando llegamos se metió en la ducha y entré en su habitación.

Sonreí viendo algunas fotos con nuestro grupo.

Vi otra con Carlos y la miré fijamente.

"Ponte a la cola, imbécil"

Entonces llegó y me pidió que me girase para que pudiera cambiarse.

Al terminar, se tumbó en la cama y la arropé.

Después me dispuse a irme hasta que me cogió del brazo y me pidió que me quedase.

Sabía que no me había perdonado todavía.

Pero también sabía que me echaba tanto de menos como yo a ella.

Me desnudé y me metí en la cama, ella se acurrucó a mí y yo solté un suspiro silencioso.

Tras una pequeña charla, se quedó dormida y yo me permití mirarla aunque fuera unos minutos.

Después acabé quedándome dormido.

Cuando me desperté a la mañana siguiente me encontraba solo en la habitación.

Me levanté y abrí la puerta de la habitación mientras veía a Sira salir de su habitación.

– Holi.– dijo mirándome.

– Hola.

– Vuelve a hacerle daño y te rompo las pelotas ¿entendido?

Asentí y después me dio una sonrisita y se fue a la cocina.

La seguí y vi a Alba apoyada en la encimera con una taza de café y con los ojos fijos en el suelo.

𝐒𝐔𝐏𝐄𝐑𝐍𝐎𝐕𝐀 +18 | Pedri Donde viven las historias. Descúbrelo ahora