XXXIV

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2 años después

No había vuelto a Barcelona, estuve hablando con la Universidad a través de correos electrónicos y me permitieron hacer la carrera online, cosa que agradecí enormemente.

Sira había estado escribiéndome de vez en cuando contándome cómo le iba con Ferrán.

Fer se dejaba caer por mi casa de vez en cuando, aunque no hablábamos demasiado.

Después de un tiempo, decidí salir a tomar algo, y entonces fue cuando conocí a Javier.

Estuvimos toda la noche hablando y entonces se volvió rutina.

Quedábamos todos los días, a veces en su casa y a veces en la mía.

Hasta que un día nos besamos.

Entonces todo fue muy raro.

Porque de un día a otro, acabamos saliendo.

– Javi, deja de revisar si tenemos todo, voy a ir a visitar a Sira, no a un campamento de verano.– murmuré mientras caminaba por las calles de Barcelona.

Era raro volver a estar aquí.

Parecía que habían cambiado muchas cosas, pero tampoco había cambiado nada.

Y lo supe cuando Sira me abrió la puerta y me abrazó fuerte.

– Dios, estás guapísima. Te han salido hasta más tetas.

Me eché a reír y la miré sonriendo.

– Sira, él es mi novio Javi, Javier, ella es Sira.

Ambos se saludaron y entonces nos sentamos en el sofá.

Nada había cambiado.

Los cuadros del salón seguían siendo los mismos.

Los montones de juegos seguían en el mueble.

El cactus de decoración seguía exactamente en la misma posición.

Parecía que había pasado una eternidad, aunque solo habían pasado dos años desde que me fui.

– Ferrán y yo hemos quedado para tomar algo, ¿queréis venir?

Miré a Javier y este asintió.

Así que bajamos cargados de abrigos.

El invierno de Tenerife no tenía nada que igualar al de Barcelona.

Javier iba mirando todo como cuando lo hice yo al llegar la primera vez.

Cuando llegamos al bar, vimos a Ferrán de espaldas.

Sira llegó hasta él y lo abrazó.

Nosotros llegamos y Ferrán saludó a Javier con una sonrisa.

Estuvimos hasta muy tarde allí sentados charlando y riéndonos.

Entonces Ferrán nos acabó llevando a los tres a casa.

Cuando entramos Sira salió corriendo a poner la calefacción del piso.

– En Barcelona hace frío eh.– murmuró Javier lavándose los dientes.

Me reí quitándome la ropa y poniéndome el pijama.

– Te lo dije.– dije acercándome para lavarme los dientes.

Me miró sonriendo a través del espejo y le di con la cadera, lo que le hizo reírse.

– Ya que estamos aquí, voy a escribirle a mi prima para verla a ella y a su hija.

𝐒𝐔𝐏𝐄𝐑𝐍𝐎𝐕𝐀 +18 | Pedri Donde viven las historias. Descúbrelo ahora