Un tiempo después y con mucho dolor de mi corazón, tuve que poner la casa de Tenerife en venta.
Sabía que debía seguir con mi carrera y no iba a poder quedarme allí eternamente.
De todas formas, todavía no sabía lo que iba a hacer.
Estaba interesándome en la medicina.
Quería ayudar a la gente ya que no pude hacerlo con mi madre.
Y en un abrir y cerrar de ojos, mi casa de Tenerife fue comprada.
Me ofrecieron muchísimo dinero y aquella noche lloré sin remedio. Agradecí que Sira no estaba en casa aquella noche, porque tenía más margen a soltarlo todo.
A la mañana siguiente me levanté y justo tocaron al timbre.
Abrí encontrándome con Pedri, que levantó una bolsa y la agitó con cuidado mientras en la otra llevaba un ramo de flores.
Lo miré con una sonrisa.
Había cogido la costumbre de venir a verme todas las mañanas con muffins de chocolate y un ramo de flores.
Estaba empezando a quedarme sin espacio para poner las flores.
– ¿Estás bien?– dijo cerrando la puerta.
Lo miré fijamente y negué con la cabeza.
– La casa de Tenerife se ha vendido, incluso por más dinero del que yo pedía.
– ¿Ya? Pero si hace un mes que colgaste el cartel de se vende.
Asentí y me dirigí a la cocina para preparar café para ambos.
– Me duele demasiado decirle adiós.
Pedri se acercó a mí para abrazarme, pero me alejé.
No quería llorar y menos delante suya.
– ¿Y ahora qué?
– Seguiré estudiando presencialmente, y cuando me saque la carrera, veré si busco un piso o una casa para mí.
– ¿Vas a abandonar a Sira? Creo que va a necesitar muchas tazas de tila para digerir la noticia.
Sonreí y le entregué una taza de café con leche.
Estuvimos desayunando en silencio.
Un silencio cómodo.
Después se despidió para ir al entrenamiento y yo me preparé para ir a la Universidad.
Al llegar me encontré con Daniel, que me estrujó en un abrazo y me miró sonriendo.
– Me alegra que hayas decidido quedarte.
– A mí también.– respondí.
– Por cierto, ¿cómo llevas anatomía? Porque yo lo llevo bien, pero bien suspenso.
– ¿Te has puesto a estudiar?
– Estudiar es para el que duda de sus capacidades.
Me eché a reír.
Entonces recordé la primera vez que llegué aquí, y mi "sesión de estudio de anatomía" con Pedri.
– ¿Por qué te has puesto roja?– preguntó Dani riendo.
– Nada. Cosas mías.– dije sonriendo.
Entramos en clase y estuvimos bastante concentrados durante esa clase, y la siguiente.
La tercera hora ya empezó a ser pesada y entonces por fin tuvimos un descanso.
Daniel fue a buscarse una energética y le pedí otra para mí.
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𝐒𝐔𝐏𝐄𝐑𝐍𝐎𝐕𝐀 +18 | Pedri
Teen FictionAlba y Pedri han sido siempre la dupla perfecta, se conocen más que a ellos mismos pero ninguno conocía los sentimientos del uno del otro y con la marcha de Pedri ese lazo que les une se vuelve más frágil.