XXXIX

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Un tiempo después y con mucho dolor de mi corazón, tuve que poner la casa de Tenerife en venta.

Sabía que debía seguir con mi carrera y no iba a poder quedarme allí eternamente.

De todas formas, todavía no sabía lo que iba a hacer.

Estaba interesándome en la medicina.

Quería ayudar a la gente ya que no pude hacerlo con mi madre.

Y en un abrir y cerrar de ojos, mi casa de Tenerife fue comprada.

Me ofrecieron muchísimo dinero y aquella noche lloré sin remedio. Agradecí que Sira no estaba en casa aquella noche, porque tenía más margen a soltarlo todo.

A la mañana siguiente me levanté y justo tocaron al timbre.

Abrí encontrándome con Pedri, que levantó una bolsa y la agitó con cuidado mientras en la otra llevaba un ramo de flores.

Lo miré con una sonrisa.

Había cogido la costumbre de venir a verme todas las mañanas con muffins de chocolate y un ramo de flores.

Estaba empezando a quedarme sin espacio para poner las flores.

– ¿Estás bien?– dijo cerrando la puerta.

Lo miré fijamente y negué con la cabeza.

– La casa de Tenerife se ha vendido, incluso por más dinero del que yo pedía.

– ¿Ya? Pero si hace un mes que colgaste el cartel de se vende.

Asentí y me dirigí a la cocina para preparar café para ambos.

– Me duele demasiado decirle adiós.

Pedri se acercó a mí para abrazarme, pero me alejé.

No quería llorar y menos delante suya.

– ¿Y ahora qué?

– Seguiré estudiando presencialmente, y cuando me saque la carrera, veré si busco un piso o una casa para mí.

– ¿Vas a abandonar a Sira? Creo que va a necesitar muchas tazas de tila para digerir la noticia.

Sonreí y le entregué una taza de café con leche.

Estuvimos desayunando en silencio.

Un silencio cómodo.

Después se despidió para ir al entrenamiento y yo me preparé para ir a la Universidad.

Al llegar me encontré con Daniel, que me estrujó en un abrazo y me miró sonriendo.

– Me alegra que hayas decidido quedarte.

– A mí también.– respondí.

– Por cierto, ¿cómo llevas anatomía? Porque yo lo llevo bien, pero bien suspenso.

– ¿Te has puesto a estudiar?

– Estudiar es para el que duda de sus capacidades.

Me eché a reír.

Entonces recordé la primera vez que llegué aquí, y mi "sesión de estudio de anatomía" con Pedri.

– ¿Por qué te has puesto roja?– preguntó Dani riendo.

– Nada. Cosas mías.– dije sonriendo.

Entramos en clase y estuvimos bastante concentrados durante esa clase, y la siguiente.

La tercera hora ya empezó a ser pesada y entonces por fin tuvimos un descanso.

Daniel fue a buscarse una energética y le pedí otra para mí.

𝐒𝐔𝐏𝐄𝐑𝐍𝐎𝐕𝐀 +18 | Pedri Donde viven las historias. Descúbrelo ahora