XLVIII

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⚠️ Contenido Explícito

Llegamos a casa un poco a medias, porque en cuanto aparcó me quité el cinturón y me senté encima suya.

Le sentí echar el asiento hacia atrás y entonces apretó mi culo para después devorar mi boca con necesidad.

Bajé mis manos por su cuello y entonces sus besos fueron hasta mi cuello.

Lo agarré del cuello y le desabroché la pajarita para después enseñársela con una sonrisa y tirarla a la parte de atrás del coche.

Él sonrió y entonces mordió mi cuello haciendo que me sobresaltase.

Me asusté cuando le di al claxon del coche y me eché a reír apoyando la cabeza en su hombro.


Entramos en la habitación y desabroché la chaqueta y el chaleco tirando ambos por ahí.

Él devoró mi boca y sus manos hábiles llegaron hasta la cremallera del vestido y lo bajó en un acto rápido.

Sentí el vestido caer a mis pies y después me agarró cogiéndome en brazos y me puso sobre la cama.

Me quitó los zapatos y después se puso sobre mí para mirarme fijamente.

– Estoy muy enamorado de ti, Alba.

Sonreí y me lancé sobre sus labios.

Entonces sus manos desabrocharon el sujetador que llevaba y bajó para terminar de desnudarme.

– La viva imagen de la perfección.– murmuró.

Se acercó para besarme y entonces empecé a desabrochar su camisa.

Aunque los botones se estaban resistiendo.

Así que tiré de cada extremo haciendo que los botones saltaran por todos lados.

Se despojó de su camisa y entonces hizo lo mismo con los pantalones y el bóxer.

Después su lengua bajó hasta mi intimidad lo que me hizo soltar un gemido y agarrar su pelo.

Sus manos acariciaron mis muslos y mi culo con mimo.

Volví a gemir y eché la cabeza hacia atrás cerrando los ojos.

Sentí que subía hasta mí y abrí los ojos para mirarle.

– ¿Lo quieres nena?

Asentí mirándole y entonces me besó.

Le sentí abrir mis piernas y se hundió en mí.

Me abracé a su espalda y enrollé mis piernas en su cintura.

Entonces empezó a moverse, sin tapujos.

Le sentí gruñir, gemir y besar mi cuello.

Mis uñas se clavaban en su espalda.

– Vas a llevarme a la ruina.

Sonreí y lo miré.

– Pedri.

Me miró mientras se movía.

Entonces agarré sus manos y sonreí.

No me dejó decir nada porque me besó y empezó a acelerar los movimientos.

Gemí entre el beso y entonces atacó a mis tetas. Mordiéndolas y lamiendo.

Lo único que se escuchaba eran nuestros quejidos, el choque de nuestros cuerpos y la cama bajo nosotros.

– ¿Vas a ser mi mujer, Alba?

Asentí enseñándole el anillo y me miró sonriendo.

– Mía, mía y...– murmuró y aceleró las embestidas.– Mía, joder.

𝐒𝐔𝐏𝐄𝐑𝐍𝐎𝐕𝐀 +18 | Pedri Donde viven las historias. Descúbrelo ahora