Ya habían pasado al rededor de unos 18 años desde que a este mundo, a lo largo conocí muchas personas, tanto buenas como malas, gente que me ayudó a cruzar lugares y gente que solo conocí para un saludo y un adiós.
Karin: -Que lindo cielo... amo las noches estrelladas como estas, daría lo que fuera por ser parte de ellas...
?: -Hola... pequeña, puedes serlo o mejor dicho ya lo eres, solo tienes que aprender a verte así.
Karin: -Eh?... Hola? Quien es usted y que hace aqui?
?: -Lo siento por molestar pequeña, soy Alex, un humilde veterano, iba de camino a casa con mi esposa y te vi tan solitaria, tan pequeña y tan linda jeje.
Me regaló una sonrisa tan cálida y amable, me hizo sentir en casa, no entendía por qué, pero ya había visto varias familias volando juntos y riendo.
-Y dime pequeña, por qué tan sola y tus padres?
Lo miré curiosa pero sin miedo, no me inspiraba miedo.
Karin: -No tengo padres... no se como nací, solo recuerdo despertar en una isla y ahí comencé a explorar y ahora soy lo que soy, una polilla que también ayuda a nuevas polillitas mientras sigo mi propio camino.
Le dije de forma tranquila pero con un poco de nostalgia por nunca a ver podido sentir el calor de una familia, un hogar.
Alex: -Mmmm... tanto tiempo sola? Y como lo has logrado tu sola?
Lo miré un momento para levantar más la vista y mirar las estrellas, aquellas que me han acompañado durante tantos años, ellas que me han visto crecer y aprender de todo un poco.
Karin: -Las estrellas han sido mis compañeras, y tuve la suerte de conocer gente que me ayudaba, pero aún así mi camino sigue sin compañía, conmigo solo a llegado el grato sonido de las aves enormes y en la noche la luz de las estrellas junto a la hermosa luna iluminando mi camino.
Sonreí con tristeza y añoranza, lanzó un suspiro y regresó a mirarlo a los ojos, era una diferencia de edad bastante visible. El era alto, un cabello más o menos largo pero sin llegar a tocar su hombros, ojos cálidos y agradables, no parecía tener tanta masa muscular pero tampoco parecía alguien flácido, sus capa que notaba sus años viajando y por último sus ropas, le daban ese aire de alegre y llamativo.
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Alex: -Te gustaría ser parte de mi familia pequeña?... Mi esposa Akey y mi hijo Ángel les encantaría que alguien más este en la familia
Me dijo bajando un poco a mi altura y jugando con mi cabello de aquella forma paternal, no evité abrir mis ojos con sorpresa, era un confiazudo pero... me agradaba, su sonrisa y su pregunta me dejaron hipnotizada.
Karin: -Yo... no quiero ser una molestia, creo que estarán mejor sin mi.
Recuerdo un poco un problema que tuve y eso me desanimó, baje mi mirada y pequeñas lagrimas se acumulaban, me negaba a dejarlas salir y verme tan débil antes el.
Alex: -Para mi sería un honor tenerte como mi hija, por favor di que si, ven conmigo a casa...
Me abrazo de golpe, quedé en shock y solo pude dejar salir mis lagrilas, por primera vez me sentía querida, sentia calidez y amor, tantos años sola añorando una familia, pero me daba miedo llegar y no ser querida como el decía que iba a ser... aún así, me arriesgué.
Karin: -Acepto... solo por favor... no me dejes.
Lo dije llorando y aferrándome a su pecho con aquel deseo incontrolable.
Alex: -Te prometo cuidarte de todo y todos mi pequeña niña, ahora vamos, hora de ir a casa mi niña.
Sonreí limpiando mis lagrimas y tomé su mano comenzando a caminar con el a una otra aventura más, una familia, alguien que me esperara al llegar y un hermano que ojalá y me quiera, tenía miedo, si, pero era mucho más grande la emoción que sentía de alfin pertenecer a una familia.
