𝓐𝓶𝓪𝓷𝓽𝓮𝓼 𝓹𝓮𝓵𝓲𝓰𝓻𝓸𝓼𝓸𝓼

03

"No quiero lo que puedo tener, quiero a alguien con secretos, que nadie, nadie sepa"

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Agust bajó lentamente por la piel de Kitty, iba dejando besos, pasando por su mentón, cuello y clavículas. Introdujo sus manos bajo el top blanco, acarició sus pechos, dándose cuenta de que estaban un poco abultados y sus pezones duros.

—Eso... Mgh~.— gimoteo Kitty, presionando sus párpados, esa zona era muy sensible para él y nadie solía tocarlo en ese lugar.

—¿Te gusta? — preguntó el rubio, alzándole la prenda para admirar su torso y tuvo que morderse el labio inferior para no jadear.

Kitty asintió, abrió sus ojos y miro lo que Agust estaba haciendo, había comenzado a darle pequeñas lamidas a sus pezones y con cada una de ellas se arqueaba. Pronto el asesino dejó de darle esa atención para cambiarla por succiones y mordiditas, lo que hizo que apretara sus piernas, estaba mojándose demasiado solo por eso.

Agust estaba feliz al verlo disfrutar, dejó sus botoncitos solo cuando noto que estos se tornaron rojizos y que estaban demasiado susceptibles. Volvió a alzarse para besar apasionadamente a Kitty, se apartó y se empezó a desabrochar los pantalones para quitárselos junto a su camisa.

—Déjame ver.— pidió, tocándose su erección por encima del bóxer negro que llevaba puesto, los cuales estaban asfixiándole el pene de lo duro que se encontraba.

Kitty tardó un poco en obedecerlo, tuvo que tragar saliva en seco al ver el gran bulto que había entre las piernas del rubio. Separó sus piernas, dejó a la vista su húmeda braguita y no giró el rostro como otras veces, quería ver la reacción del contrario.

Agust no pudo contenerse, soltó un jadeo combinado con un gruñido, había muchísima lubricación entre los muslos de Kitty y eso se veía apetecible. Tomó las orillas de la ropa interior rosada y lo deslizó lentamente por las piernas para retirarla y cuando volvió su atención al peli rosa sintió que su boca se volvía agua.

—¿Te gusta? — preguntó Kitty abochornado.

—Me parece una ofensa que lo dudes ¿Acaso no ves cómo me tienes? — contraatacó Agust, señalando su entrepierna.

—No, no lo veo porque tú tienes puesta aún tu ropa interior.— se atrevió a responder el ladrón con coquetería.

Agust rio un poco, se puso de pie para darle una mejor vista, se quitó el bóxer y su verga salió de golpe. Kitty al verla podía confirmar que era enorme, gruesa, venosa y que estaba durísima.

—Ah, realmente no esperaba que fueras tan desvergonzado.— dijo repentinamente el asesino llamando su atención, pues había estado tan ido que ni siquiera le escuchó cuando le hablo —¿Debería castigarte por no verme a los ojos cuando hablo? — cuestionó, arrodillándose y colocándose entre sus piernas.

Kitty asintió —Creo que lo merezco.

Agust no era de los que reían mucho, pero parecía ser bastante fácil para el ladrón ponerlo contento y por eso quería darle algo distinto a cambio. Le tomó por las rodillas, le separó las piernas y metió su cabeza hasta encontrarse frente a la vagina de Kitty.

—Me encanta.

Kitty se sintió desfallecer al sentir el aliento caliente de Agust contra sus labios mayores vaginales, fue peor cuando sintió sus dedos abriéndoselos para admirar más de él. La lengua del rubio fue directamente por su clítoris, lo estaba lamiendo y succionándolo, quería tomarle por el cabello para detenerlo porque era demasiado, pero tenía aún estaba amarrado.