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"Este es un llamado de emergencia para todas las unidades

policiales cercanas a la joyería Jung, es un DK13.

Agust D y Kitty Gang están aún en la ubicación, la alarma

se encendió, pedimos su pronta movilidad pa-..."


—¿Deberíamos ir? — dudó TaeHyung mirando a su compañero, quien había apagado la radio para evitar escuchar más al respecto.

JungKook negó a la vez que se cruzaba de brazos, sus fuertes músculos se flexionaron debajo de su uniforme azul de manga corta y el contrario pudo apreciar los tatuajes de su brazo derecho moverse al contraste.

Ambos se encontraban a unas calles de la ubicación dada, pero la verdad es que estaban un tanto hartos de siempre ir tras ese par. Nunca los atrapaban y solo recibían regaños por sus superiores, cuando esos imbéciles ni siquiera salían de sus oficinas para hacer algo al respecto.

TaeHyung suspiro al darse cuenta de que definitivamente no irían, sonrió un poco y se acomodó mejor en su asiento, de una manera en la que podía descansar, los brazos detrás de la cabeza y el asiento totalmente reclinado.

JungKook observó su perfecto perfil y en un ágil movimiento logró colocársele encima, una de sus piernas en cada costado. El mayor no se inmutó, pues estaba totalmente acostumbrado a esas repentinas acciones y solamente sonrió.

—Sería más divertido hacer algo distinto, justo aquí o en los asientos traseros de la patrulla ¿No crees, hyung? — preguntó el menor, comenzando a mecer sus caderas un poco contra el miembro de su compañero.

TaeHyung suspiro —Sí, eso me parece mucho mejor.— concordó, tomándole las caderas y ayudándole a moverse.

Cualquiera que los viese pensaría que JungKook era el activo en la relación por su fornido cuerpo, rasgos toscos y comportamiento rudo. Mientras que TaeHyung parecía ser el pasivo por la delicadeza al actuar, su cuerpo delgado y expresiones "afeminadas", pero todos estaban muy equivocados porque las apariencias siempre engañan.

Los dos lo sabían mejor que nadie porque JungKook abría su culo y rogaba por ser follado sin sentirse inferior o antinatural a TaeHyung, quien lo complacía con su gran verga y le susurraba al oído entre besos lo muy apretado que era.

...

Agust tomó la mano de Kitty cuando la alarma de la joyería Jung empezó a sonar, las puertas se atrancarían en cuestión de minutos y quedarían encerrados dentro, debían salir ya.

—¿Tomaste todo lo que querías, mi gatita?

—Sí, mi gatito.— respondió el peli rosa tiernamente, entrelazando sus manos y dejando que el contrario lo dirigiera hacia la salida.

Empezaron a correr por todo el lugar, este era el último golpe que Kitty daría, ambos habían tomado la decisión de retirarse por un tiempo de sus vidas criminales para descansar. Aunque en realidad había una segunda razón, una que con el paso de los meses había hecho que cierta personita tuviera muchos antojos y engordara unos cuantos kilos.

—¿Las motocicletas están en el callejón, verdad? — preguntó Agust sin detenerse, ya casi salían del lugar y con tiempo de sobra.

—Sí, traje solo una como habíamos acordado.— respondió Kitty en un tono extraño, más el rubio tuvo que dejarlo pasar porque debía dispararle al seguro de la puerta trasera para abrir.

Salieron de la joyería, corrieron por el callejón y cuando se encontraron en las calles ralentizaron sus pasos, como si no acabasen de robar millones de dólares y tuvieran sus mochilas llenas de diamantes, oro y joyas. Caminaron de esa manera alrededor de diez cuadras, el sonido de las sirenas apenas se hizo presente, algunas patrullas incluso pasaron por su lado, pero nadie los reconocía y eso les daba mucha ventaja.

Cuando llegaron a su destino, Agust bufo, pues Kitty había traído solo su motocicleta rosa y no la de él, pequeña broma de parte de su gatita que tenía que soportar porque lo amaba demasiado. Subieron al ridículo vehículo y manejaron velozmente a su hogar para acomodar todo lo que robaron en la caja fuerte que habían decidido colocar en el sótano.

Agust estaba contento con la noticia de que sería papá, aún recordaba cómo meses atrás su gatita le había dado la sorpresa cuando llegaba de asesinar a un candidato para gobernador que hacía tratado de blancas.

Kitty había estado muy enojado con él porque continuaba matando personas, pero era lo que hacía y a lo que estaba acostumbrado, asesinar era su pasatiempo y le gustaba porque lo hacía sentir correcto. Agust normalmente no trabajaba para nadie, tomaba cuentas por sí mismo e iba por personas que la policía liberaba por dinero o bien que nunca fueron denunciados, él tomaba justicia por sus propias manos, aunque eso no quitaba que fuese un asesino serial y que adorara torturar a sus víctimas.

La prueba de embarazo, la ecografía y la ropita de bebé que su gatita le había dado fueron el motivo suficiente para que se detuviera, no quería ser un mal padre y darle un ejemplo erróneo a su futuro hijo. Sin embargo, Kitty nunca se lo prohibió, él tampoco dejó de robar, en cambio, comenzó a dar golpes a negocios más grandes como bancos para juntar suficiente dinero y no volver en mucho tiempo o ya no robar con tanta frecuencia.

Ambos sabían que debían cambiar sus estilos de vida ahora que un bebé venía en camino, pero era algo complicado porque estaban acostumbrados a obtener lo que querían a su manera y estaban esforzándose para alejarse de todo eso. Comenzaron a vivir juntos en el barrio de Kitty, mejoraron la casa y construyeron una habitación para su pequeño, los vecinos habían ayudado con la mano de obra, pues estaban contentos por ellos y la noticia de que serían familia.

Sus vidas habían cambiado mucho en los meses que habían pasado, Kitty se sentía mucho más tranquilo y satisfecho porque nunca tuvo un hogar o una familia en sí. Desde su nacimiento fue abandonado por sus padres, los cuales estaban horrorizados por su sexualidad y fueron los vecinos del barrio quienes lo cuidaron desde siempre. Pero ahora tenía una pareja estable y un bebé en su vientrecito, formaría su propia familia, ya no se sentía solo, tampoco vacío y todo gracias a su gatito.

Agust si tuvo familia, pero lamentablemente no una buena infancia o educación, su madre era drogadicta y su padre un alcohólico que los maltrataba cuando quería. Muchas veces el pequeño Agust fue a la comisaría a pedir ayuda, pero lo ignoraron, su madre no quería denunciar nada porque le daba prioridad a sus adicciones y eso le costó la vida.

El padre de Agust había asesinado a su madre a punta de golpes, lo cual el pequeño niño de tan solo doce años había presenciado y denunciado, finalmente siendo escuchado. Sin embargo, a pesar de todas las pruebas, su padre había logrado salir impune de la cárcel, claro que con suficiente dinero que les dio a varios poderes corruptos.

Agust recibió una paliza de su parte cuando volvieron a casa y estuvo a punto de seguir el camino de su difunta madre, pero en esas circunstancias prefirió ponerle un fin con sus propias manos y asesinó a su padre finalizando su infierno.

Por todo eso es que temía mucho tener un hijo, lo alegraba claro que sí porque era el fruto de su profundo amor por su gatita y ese pensamiento lo motivaba para cambiar su manera de ser, o más bien dicho de vivir, Kitty era la luz en su oscuridad y su pequeño futuro hijo también.

Luego de dos meses y un parto natural, que se logró gracias a dos viejas matronas del barrio, Agust y Kitty tuvieron a su pequeño bebé en brazos. Era un niño hermoso, de piel pálida, ojos pequeños, labios esponjosos y mejillas regordetas, una clara combinación de los dos.

Tuvieron que falsificar identidades, ya que Kitty no tenía un registro de nacimiento, tampoco un nombre y tuvieron que pedirle a uno de los vecinos su apellido prestado para juntarlo a un nombre adecuado. Agust, aunque tenía un nombre, nunca sacó su credencial o hizo algún movimiento de su información personal, por lo que solo tuvo que renovar toda su papelería.

En poco tiempo pasaron a ser Park JiMin y Min YoonGi, luego se casaron sencillamente por el civil y su hijo quedó registrado como Min JiYoon. Aprovecharon el dinero que tenían para realizar su luna de miel en las islas Jeju y al final volvieron a su hogar para llevar su vida normal, sin ninguna misión sangrienta de por medio.

Agust D y Kitty Gang jamás fueron capturados por las autoridades y con el paso del tiempo pasaron a ser solo leyendas. Entre ellos solamente un recuerdo de su juventud que yacía oculto bajo llave en su sótano y la prueba de que su amor era a prueba de balas.

𝓐𝓶𝓪𝓷𝓽𝓮𝓼 𝓹𝓮𝓵𝓲𝓰𝓻𝓸𝓼𝓸𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora