5 de Junio

2 0 0
                                    

Hoy me lancé con determinación a adquirir todos los conocimientos que pudiese, a pesar del frío que no hacía muy placentera la experiencia. Decidí ingerir cafeína, pensando que eso me ayudaría a concentrarme, pero resultó ser todo lo contrario. Quizás por unos momentos me sentí un poco más cálido, pero esa sensación se esfumó rápidamente.

La tarde siguió de manera positiva. Mi piel pudo absorber un poco de vitamina D, el sol acariciaba mi piel y todo parecía estar en orden. Sin embargo, mi mundo cambió con la llegada de un mensaje.

"Tenía que volver a casa".

Al regresar al medio de transporte que me llevaría a casa, me encontré con un impactante cartel amarillo que aplastó mis esperanzas. Me debatí entre esperar o buscar otra opción, pero finalmente me rendí cuando supe que ese medio de transporte estaría fuera de servicio durante mucho tiempo (concretamente, una hora y media). Forzado a hacer transbordos, uno tras otro, finalmente llegué a mi destino a las siete y media de la noche. Fue un día desafiante, privado del calor del sol en mi regreso. Sin embargo, la luna y las estrellas no mostraban ni amistad ni hostilidad hacia mi situación.


Contando los díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora