Serendipia; Hallazgo valioso que se produce de manera accidental o casual.
"No conocía nada ni a nadie, estaba perdido y solo, completamente solo, me basto un minuto para darme cuenta que donde estaba era un maIdito infierno de injusticia y barbarie...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Es la primera vez en más de 10 años que no sabe que hacer ante una situación, estaba petrificada, su cuerpo no se movía, los murmullos a su alrededor se volvieron un pequeño pitido y su vista se nubló, al mismo tiempo su cabeza solo formulaba preguntas que no sabía como contestar.
¿Qué tenía que hacer?, ¿Fingir que no lo vió e ir a su asiento?, ¿Decir que hiba al baño, correr e irse de Corea para no volver jamás?, ¿Podía abandonar su misión con tal de evitarse toda esta situación?.
Se quedó tan absorta en sus interrogantes internas que no persivió cuando la tomaron del brazo y la arrastraron a un pasillo vacío.
Reaccionó al sentir unos brazos envolver su cuerpo demasiado fuerte, como si mientras más fuerza utilizara en ese apretón ella tendria menos chances de esfumarse entre sus dedos y el momento quedara congelado por siempre.
Estaba a punto de safárse de el posesivo abrazo hasta que sintío como el cuerpo que la mantenía cautiva temblaba fuertemente, seguido escuchó unos sollozos desgarradores y la humedad en el costado de su cuello y hombro la hizo deducir que su llanto era desolador. Solo atinó a envolver sus brazos en el musculoso torso, esperar a que se calme y hable, no era capaz de decir algo, por lo que esperó a que el contrario tomara la iniciativa para una conversación.
-E-eres tú, ¿No?- Cuestionó entre hipidos aún escondido en su cuello.
-Creo que te confundes de persona- Sonó lo más seria y neutra posible.
-No trates de mentirme, te reconocería donde fuera- Exclamó débilmente y se alejó lo suficiente para mostrar su rostro aún con lagrimas, pero no lo suficiente para soltar su cuerpo.
-Mi Leah-
Ese nombre, solo esa palabra hizo que su mente dudara de lo que estaba a punto de decir. Dudaba si seguir a su cerebro o a su corazón, lamentablemente en esta misión no podía confiar en su corazón, solo podía regirse por su intelecto e instinto.
-Yo...- Vaciló un poco, quería decir mucho -Lo siento- Pero tubo que controlarse y reducir todo a dos simples palabras.
-¿Qué?- ¿Por qué se disculpaba?
-Lamento que hayamos tenido que encontrarnos- Sentenció con un nudo en la garganta, no se notaba, pero deseaba llorar y abrazar fuertemente al chico.
-¿De qué estás hablando?- ¿Por qué lamenta su reencuentro?, para él, el simple hecho de verla enfrente suyo fué como encontrar una de las maravillas más preciosas del mundo, sentirla entre sus brazos, apegada a su cuerpo, lo hizo sentirse directamente en el paraíso mismo y escuchar su voz le provocó un vuelco en el pecho al confirmar al 100% que era ella, su Leah, quién estaba ahí con él.