Capitulo 3.5: Desconcierto (punto de vista de Eros)

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Eros

—Su alteza, la duquesa Solon ya llegó y lo espera en el jardín —me avisa una sirvienta. Yo solo asiento para que se retire y, una vez que me deja solo, sonrío por la presencia de Medea en el palacio.

Me levanto y me asomo por el balcón para ver a Medea en el jardín a lo lejos. Recuerdos del sueño que tuve hace unos días aparecen junto con una reacción de cierta parte de mi cuerpo.

—Mierda—digo mientras suelto un suspiro y trato de controlar mis pensamientos para poder calmarme.

—¿Que me sucede? No soy un animal como para no poder controlar mi propio cuerpo —me regaño y me adentro a mi habitación de nuevo para buscar cualquier cosa que me distraiga pero pensar en que Medea está aquí no me ayuda en nada.

¡Joder! ¿Por qué me tiene que pasar esto justo ahora? Por lo menos mandé que le avisaran que tendría que esperarme pero no tendría que ser por tanto tiempo, sin haber llegado más allá de un beso ella ya se convirtió en la protagonista de mis sueños y genera cosas en mi que no puedo controlar, cuando la tenga a mi lado voy a perder la cordura.

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Después de lograr calmarme, salí rápidamente de mi habitación para ir a ver a la mujer que ocupa mis pensamientos más de lo que quiero admitir. Cuando finalmente la encuentro, veo que está bastante relajada, lo cual no suele ser común en ella. Decido acercarme sin hacer mucho ruido, así que le hago notar mi presencia con un comentario.

—Este lugar es relajante, ¿no? —le pregunto para iniciar la conversación de una manera más informal.

—Tengo que admitir que este lugar transmite mucha paz —me dice, y yo decido sentarme a su lado. Al ver que tiene una expresión relajada, sonrío con sinceridad.

—Podrías venir las veces que desees si vivieras aquí —le digo para direccionar la conversación al tema que utilizaré como excusa por haberla citado.

—Su alteza —me responde y hace una leve inclinación que simula una reverencia, lo que me decepciona un poco porque esperaba una respuesta a mi comentario.

—No evadas lo que te dije —suelto, y mi respuesta parece causarle gracia porque empieza a sonreír.

—¿Qué puedo responder a lo que dijo? —me pregunta con falsa inocencia, y tengo que admitir que encuentro ese gesto un poco lindo.

—¿En serio no crees que hay algo que podrías responder? —le pregunto, tratando de no olvidar el punto de la conversación. De repente, empieza a reír y no comprendo qué le causa gracia.

—¿De qué te ríes? —le pregunto, aunque el comentario sonó con más seriedad de la que intentaba expresar.

—Su expresión es bastante graciosa y, puedo decir, incluso un poco tierna —me dice. De repente, su risa merma por completo. ¿En serio dijo eso? ¿Esta mujer, que siempre es distante y solo dice comentarios astutos, acaba de referirse a mí como tierno? Me quedo analizando sus palabras mientras hago contacto visual con ella, y parece hacer lo mismo hasta que la incomodidad nos sobrepasa y dejamos de mirarnos. Finalmente, ella vuelve a hablar.

—¿No se va a disculpar por hacerme esperar? —me pregunta, volviendo a su tono demandante y con la seguridad de siempre.

—¿Disculpe? —le pregunto, mientras pienso si escuché mal lo que dijo. ¿Quiere una disculpa por algo tan insignificante como un pequeño retraso? Irónicamente, el retraso fue por ella, aunque no lo sepa.

—Está disculpado —me dice, a pesar de que es evidente que mi intención no era disculparme.

—Me refiero a que no entiendo por qué debería disculparme —le digo, y realmente no entiendo por qué le debo una disculpa; solo la hice esperar un rato, no la ofendí.

—¿No escuchó lo que dije? Me hizo esperar por un asunto que desconozco —por su expresión, me doy cuenta de que el asunto la irritó. Lo mejor es tratar de cambiar de tema.

—No pensé que le importara esperar un poco. Supongo que entiende que tengo mucho trabajo que hacer —le explico para bajar un poco su ira. Si ella realmente supiera por qué tardé tanto, no estaría tan molesta, ya que indirectamente fue su culpa.

—¿Cuál es la razón por la que me pidió que viniera? —me dice, y sigo notando molestia en su voz.

—Faltan dos meses para que el plazo de tiempo que le pedí se acabe y finalmente nos casemos, así que planeo anunciar mañana nuestras intenciones de contraer matrimonio —le comento, y su expresión pasa de rabia a sorpresa.

—¿Usted todavía tiene intenciones de casarse conmigo? —me pregunta, y su cara me demuestra que ella daba por perdido nuestro trato por lo que hice con Psyche.

—Por supuesto, ¿por qué no tendría intenciones de casarme contigo? —le digo y me acerco a su oído para susurrar.

—Medea si al menos por un segundo pensaste que yo renunciaría a ti créeme que eso jamás pasará porque tú eres demasiado para cualquiera que no sea yo tu y yo somos diferentes al resto y se que no encontraré de nuevo a alguien tan parecida a mi-Le susurro y noto como su piel empieza a erizarse, me alejo un poco y lo que le digo a continuación es lo que más me molesta de todo lo que ha hecho—tienes dos opciones o te casas conmigo o no estás con nadie más y creeme que vigilo lo que haces y solo te advertire esto una vez alejate de Helio Niccolo y de Perion, especialmente evita tus encuentros nocturnos con el marqués a partir de ahora.

—No te voy a reprochar tus errores del pasado pero a partir de ahora no te va a importar nadie que no sea yo ¿Ok?—le digo por lo de Pyche,su intervención en el plan contra la reina de Othilei y lo que ya le mencioné.

Ella parece haber regresado en si por lo que decido seguir hablando.

—No te voy a decir que no me decepciones porque ya lo has hecho, está vez yo mismo me encargaré de que no me decepciones— Le digo tanto como promesa como amenaza y se que ella lo entendió correctamente,le acaricio el rostro y le doy un pequeño beso para después levantarme pero me detengo cuando ella habla.

—No tienes idea de quién soy yo, tu no puedes domesticarme como si fuera un animal, ni tu ni nadie puede decidir que haré y si me amarás tendrás que aprender a lidiar con lo que no te agrade de mi—Me dice y yo solo asiento y me voy.

A pesar de estar un poco lejos, la escucho decir "Cada segundo me entiendo menos".

—Yo también —digo en un susurro y suspiro.

Cuando llego a mi habitación, me acuesto y pienso en lo último que dijo: "Si me amaras, tendrás que aprender a lidiar con lo que no te agrade de mí."

¿Lo dijo porque sabe lo que siento por ella? ¿Porque espera que la ame? ¿Es por ambas cosas? Y la pregunta más importante: ¿qué siente ella?

Definitivamente, yo tampoco me entiendo y mucho menos la entiendo a ella.

¿Qué me hiciste, Medea Solon? ¿Cómo lograste que todos mis pensamientos sean solo sobre ti?

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