Capitulo 7: Confrontación

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   Eros

Me dirijo a la habitación de mi padre para tratar por quinta vez en esta semana que cambie su estúpida idea de convertir a mi Medea en mi hermana adoptiva. He tenido demasiada paciencia ante su terquedad, pero tarde o temprano va a tener que ceder porque a pesar de que no he recibido una respuesta de parte de Medea, tengo la seguridad de que no va a rechazar mi propuesta. Ella sabe cuál es su mejor opción.

— Su alteza imperial, el príncipe heredero Eros Vasilios — me anuncia una sirvienta y abren las puertas de la habitación de mi padre. Cuando entro al lugar, me encuentro al emperador sentado con un libro en las manos, no obstante su vista se dirige a mí. Yo le sonrío a pesar de que no tengo nada por lo que sonreír, ya que cada vez que vengo luce mejor de salud para mi desdicha.

— ¿No te cansas de insistir en que me retracte? — cuestiona mi padre con fastidio al mismo tiempo que cierra su libro y hace una seña para que me siente a su lado.

— Yo estoy bien. ¿Tú cómo estás, padre? — le pregunto para hacer notar su descortesía.

— Te voy a ahorrar el discurso para que no pierdas tu tiempo. No voy a cambiar de opinión y mucho menos haré un comunicado para decir que la adopción no se realizará, a menos que la Duquesa me dé una respuesta que sea a favor de lo que tú quieres convencerme — me dice, ignorando lo que había preguntado. Y mientras más hablaba, más difíciles eran mis ganas de matarlo en este mismo instante.

— ¿Así que tengo que esperar hasta que Medea te diga que no para que por fin te rindas? — le pregunto, aunque ya sé que la respuesta es sí, porque en este momento me rindo en persuadir a mi padre.

—Te veo muy seguro de que la duquesa dirá que no. ¿Acaso ella tiene una mejor opción que aceptar? Y por cierto, no te olvides de decirle por su título — sé a lo que se refiere con su pregunta. Uno de mis espías escuchó a Perion y a Psyche hablando de que el emperador le hizo esta propuesta a Medea porque se había enterado por la misma Medea de mis intenciones de casarme con ella, y al no poder persuadirla, asumen que esta fue su estrategia.

—Sé que estás enterado de lo que hice — le confieso.

—¿Hablas de la propuesta a la Duquesa o de todas las atrocidades que hiciste?

—No sé de qué hablas — le miento con la intención de que él sea más específico y no revele cualquier información que no sepa.

—¿Creíste que jamás me enteraría de las cosas que haces? ¿Crees que no me doy cuenta de que tu comportamiento es fingido? Eros, yo soy tu papá, sé qué tipo de persona es mi hijo — cuando termina de hablar, ya no estoy con la expresión que muestro ante todos. Voy a ser sincero con mi progenitor por primera vez.

—Está bien supongo que no tengo motivos para negar nada pero tengo curiosidad ¿Es por está razón realmente que quieres adoptar a Medea, la quieres convertir en tu heredera?

—No te puedo mentir tu eres muy inteligente eso también lo se, la verdad es que si quiero convertir a Medea en tu competencia para el trono ya que ella es la única persona que podría enfrentarte y obtener la victoria—me confiesa y por lo que dice no se si sonreír por tener la verdadera razón de sus acciones y por el reconocimiento a Medea o enojarme por querer que ella me enfrente y me quite mi derecho.

—No puedes cambiar la sucesión al trono solo porque ya no quieres que sea tu heredero.

—Claro que puedo, recuerda que los Solon tienen nuestra sangre en sus venas — me recuerda, haciendo mención a que varias veces nuestros antepasados eligieron a una Solon como emperatriz y la familia Solon ha recibido príncipes y princesas en su familia.

— Me refiero a que no puedes hacerlo sin una justificación para que el pueblo y la nobleza la acepten.

—Ellos se enterarán de cómo eres en realidad — me dice, y lo único que me provoca es reírme.

—¿Crees que Medea es mejor que yo o que va a preferir una guerra cuando puede conseguir un aliado de su nivel?

— ¡Ella es un buen ser humano, o por lo menos es mejor que tú! — me grita, mostrando lo mal que le cayó mi sinceridad.

—Te equivocas, ella superficialmente parece ser mejor persona que yo, pero sé que si la situación lo requiere, ella puede ser tan despiadada como yo, solo necesita el impulso adecuado —le digo con completa sinceridad.

—No te confundas, ella es inteligente como tú y tiene mucho potencial, pero eso no la hace mala y mucho menos igual a ti.

—Tienes que investigar antes de hacer ese tipo de propuestas —le digo con una verdadera sonrisa y me dirijo a la puerta.

—Medea Solon es una de las pocas personas que me han logrado impresionar y la única que tiene tantas similitudes conmigo. Pero en algo tienes razón, ella será la emperatriz, pero no como tú quisieras —le digo mientras me dirijo a la puerta y, al finalizar, salgo sin esperar una respuesta.

Mientras me encargo de planificar el próximo movimiento en contra de la reina de Othilei, pasan unas cuantas horas. Al finalizar, decido mandar los documentos de los asuntos de estado que dejé sin terminar a mi padre y pedí que le mandaran lo de los próximos días, ya que si se siente tan bien puede volver a sus labores y así también deja de ocupar su tiempo en planes en mi contra.

—¿Necesita algo más, su alteza? —me pregunta mi secretaria, y al levantar la vista para responderle, me doy cuenta de que ya está anocheciendo.

—No, ya te puedes retirar —le digo mientras guardo los pagos que organicé para el personal que utilicé en mis asuntos personales, ya que no confío en nadie para llevar el control de mi personal.

Después de que mi secretaria se retira, me dirijo al balcón para observar la luna, y a mi mente vienen recuerdos de las veces en las que asomarme a este balcón terminó, de una u otra manera, en pensar en Medea.

—Quiero verla —hablo para mí mismo, y en unos minutos me encuentro de camino a la mansión Solon.
                                 

                            ⃝𖤐✞︎༒︎✞︎𖤐⃝

—¡Ya llegamos, su alteza! —me avisa el cochero después de un largo recorrido en dirección al territorio Solon.

Salgo del carruaje y observo por un momento la mansión Solon, hasta que detengo mi vista en la habitación de Medea. Noto una sombra masculina junto a la silueta de una mujer que debe ser Medea. Rápidamente me dirijo hacia la entrada, donde los sirvientes de Medea parecen sorprendidos por mi presencia.

—Espere un momento, su alteza. Vamos a notificar a la Duquesa de su visita para que baje a recibirlo —me dice el mayordomo, pero le dirijo una mirada de advertencia para que se aparte. Tanto él como todo el personal se mueven rápidamente para darme la oportunidad de llegar hasta la habitación de Medea.

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