CAPÍTULO 3

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Todavía no se de donde saqué valor para atender la fractura de aquella mujer, solo sé que mi mente se encuentra revuelta, son emociones encontradas, porque lo que siento no es algo tan profundo, creo que más allá de sentir algo, lo único que me produce esta mujer es miedo, vergüenza, estoy apenado con ella.

La amiga que la acompaña y mi asistente se encuentran hablando en mi consultorio.

Ambos nos encontramos solos, sin nadie que nos mire, simplemente dejando que sea el viento quien nos arrulle el pesar que sentimos teniéndonos el uno al otro.

Cada vez que mis manos rosaban con el tobillo de su pie, ella evitaba no estremecerse, ¿será a caso que ella si recuerda lo que pasó?

¿Cómo es posible que ahora la tenga justo en frente de mí?

¿Destino o casualidad?

—Auch.– Se quejó.

—Tome esto con calma señorita, pronto estará entablillado su brazo.– No habíamos cruzado tantas palabras desde que entré a esta habitación, lo poco que pude hacer o decir solo fue para evitar el dolor de sus fracturas.

Había terminado con entablillar su tobillo y ahora estaba terminando con su brazo derecho. Conocía el accidente pero me limité a preguntar por los motivos, de todas formas, ella no quiso hablar sobre eso.

—¿Por que tenías que ser tú otra vez?– Estaba escribiendo en mi bitácora a unos cuantos metros de ella justo antes de que me hiciera la pregunta. No se que palabras usar exactamente, porque yo me encuentro en la misma situación que ella —¿Que no hay más médicos en este lugar?–

—Tal vez, imagino que no soy de tu agrado.–

—Ni siquiera nos conocemos.–

—Tienes razón.– Solté el bolígrafo dejándolo sobre la mesa. —Que mal educado.–

—Hasta que lo reconoces.–

—Perdón por no preguntar tu nombre ese día.– La mujer se quedó callada. —Yo soy Armin.– Le extendí mi brazo entregándole mi presentación.

—Y encima te burlas de mi.– Musito volteándome los ojos hacia otro lado. Al principio no entendí su actitud y luego me di cuenta que le había faltado el respeto con mi intento de conocerla, ella no podía levantar su brazo derecho.

—Lo siento, no era.–

—¿En serio eres médico?– Sentí el ardor en mi rostro. Sigo metiendo las cuatro con ella.

—Perdón.– 

El silencio volvió a reinar entre nosotros y aún continuaba sin saber su nombre, preferí escribir su receta médica y unos cuantos puntos ya que el yeso de su brazo y tobillo debían tener cuidados especiales.

De vez en cuando levantaba mis ojos por encima de la bitácora para verla, ella se encuentra distraída visualizando los equipos del cuarto y a mi me daba tiempo de observarla mejor, si era linda, y ahora si contaba con más ropa de lo que tuvo ese día.

¡Rayos!, aún no me puedo olvidar de ese día.

Ya debo de olvidarme de esos pensamientos de mi cabeza.

He vuelto a encontrar a la chica, eso es más que suficiente para mi.

—Ya está lista su receta, lo único que le queda por hacer es tomar reposo y sus medicinas de acuerdo a su horario, no hacer sobreesfuerzos por caminar, en cuanto el tobillo y el brazo se encuentren mejor, deberá tomar ciertas terapias para fortalecer sus huesos.–

𐚁 SO IN LOVE 𓏲ּ ֶָ֢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora