CAPÍTULO 19

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[...]

—Di que me quieres.– La fragilidad de sus manos se pasaba por mi pecho descubierto, la hermosa vista que me ofrecía desde mi posición la hacen ver como una diosa, Annie es preciosa.

¿Lo dudas?– Sujeté sus caderas, hice que su cuerpo se terminara de recostar sobre el mío, que sus pechos quedaron junto a mi.

No, pero deseo escucharlo de ti, otra vez.– Mis manos se encontraban juguetonas, deslicé un poco de sus cabellos por detrás de su oreja, nos encontrábamos unidos el uno del otro, era el momento más mágico de nuestras vidas, hundidos en el deseo, pero también en el amor. —Dilo para mi, Armin.– Sus delicadas manos se pasean por mis mejillas.

¿Cómo poder negarme ante tal encanto?

Te quiero.– Ella sonrió, tomó mi rostro y me besó con tanta pasión mientras movía sus caderas en un ritmo sincronizado.

Me devoraba, no podía dejar los jadeos a pesar de estarme besando, mis brazos apretaron su cuerpo, las suyas tomaban mis cabellos, apretaba su pelvis introduciendo todo mi miembro en su interior, me sentía pleno, en las nubes, la calentura me estaba cegando, su lujuria, su pasión por tenerme.

Es la primera vez que experimento tanto deseo en una mujer.

Ella me atrae en todos los sentidos.

[...]

—Te estoy hablando.– Las manos de Jean me golpearon la cabeza.

—¿Qué?– Reaccioné.

—¿En donde tienes la cabeza?– Fue entonces en donde me di cuenta de lo que estaba pasando.

Había olvidado que Jean llegó de visita a mi casa.

—No, nada.–

—¿Estás seguro que no te pasó nada anoche?–

Me quedé callado un momento, traguo grueso e intento hablar de forma calmada.

—Si.– Él me observa, estoy siendo muy obvio.

Necesito mejorar en estas cosas.

—Saliste despavorido de la fiesta, nadie supo de ti hasta ahora, incluso Connie se quedó preocupado, ¿por que no respondiste?–

—Lo siento.– Seguía impresionado con lo que había vivido, y pensar que todo esto apenas lo hice anoche, todo en un solo día.

—¿Hmm?– Percibo las preguntas que desea hacer, pero sinceramente esto no es que deba hablarlo con alguien, aún no, y es que Annie y yo acordamos esta mañana, antes de que se machara, que lo hablaríamos calmadamente hoy por la noche, sin alcohol en la sangre ni discordias de por medio. —La rubia estuvo preguntando por ti después de que te fuiste.–

—¿Annie?– Me hago como si no supiera nada.

—No sabes lo alterada que se puso, hasta nos amenazó.– Solte un gesto de risa. Ella no tiene remedio —Que pésimo carácter el que se maneja, dime, ¿cómo puedes tolerarla?– Su pregunta me hizo gracia, reí con eso.

—Con gran dificultad.–

—Mis respetos.–

Habíamos pedido delivery para almorzar acompañado de dos refrescos, eran casi las 2:36 de la tarde, nuestro día libre, después de la conferencia y la última reunión del proyecto, a todos nos queda regresar a nuestra antigua labor, aunque aún el hospital y la corporativa Dreyse se mantendrán trabajando de la mano.

𐚁 SO IN LOVE 𓏲ּ ֶָ֢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora