Capítulo 30: Corriendo riesgos

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Una castaña estaba frente a un computador escribiendo una nota, cuando de repente unos recuerdos acontecidos el día anterior vinieron a su mente.

-.Recuerdo.-

Una castaña bajaba de un auto, al mismo tiempo que lo hacía un apuesto joven de cabello desordenado.

Llegamos a tiempo, pronunció un nostálgico Tsubasa.

Sí, respondió Sanae, mientras posaba su mirada en el sol que empezaba a ocultarse aparentemente en el fondo del mar.

Tras de ello no hubo otra palabra, solo el silencio se apodero del lugar, mientras la castaña por momentos posaba su mirada en su amigo.

Luego varios minutos este rompió su silencio, pronunciando unas palabras que confundió más a la castaña.

A veces la vida es muy cruel, dijo Tsubasa.

Sí, ello es cierto, contesto Sanae, mirándolo con nostalgia.

Aunque tras el ocaso siempre saldrá el sol, agrego el joven de cabello desordenado.

¿Qué?, acoto la castaña.

Por ello me gusta ver siempre que puedo el ocaso, pues no solo me transmite calma, sino además me da un mensaje tras ver el evento, dijo Tsubasa, haciendo una pausa para acotar: Tras caer la noche, siempre hay un mañana, el cuál puede estar lleno de sol, o tal vez no, pero así es la vida, y mientras se tenga ella hay que correr riesgos, ¿no?

¿Qué?, respondió aún más confundida la castaña.

La vida está llena de pruebas y riesgos, pronunció el joven de cabello desordenado.

Sí, ello es cierto, dijo Sanae.

Y hay que afrontarlo los mismos, añadió Tsubasa.

Así es, contesto la castaña.

Ya acabo el evento, te invito un café, acoto el joven de cabello desordenado.

Ya está muy tarde y tengo algunos pendientes que resolver, dijo Sanae.

Bien, comprendo, te llevo a tu casa entonces, añadió Tsubasa.

No es necesario, déjame donde me encontraste, contesto la castaña.

¡Sanae! respondió Tsubasa.

Bien, llévame a casa, dijo la castaña.

Vale correr riesgos, pronunció Tsubasa con una sonrisa en su rostro, mientras abría la puerta de su auto para que su amiga lo abordara.

-.Fin del recuerdo: Tiempo actual.-

Fue muy extraño su comportamiento ayer, además le permití que me llevará a mi casa, espero y ello no me termine trayendo problemas, pensaba la castaña, mientras sus compañeros de trabajo que estaban frente a sus respectivos computadores la miraban intrigados.

¿Sabes si tiene algún problema?, decía en voz baja Haruka a Azumi.

Qué yo sepa no los tiene, respondió la joven.

De seguro debe estar preocupada por el artículo que presentará al jefe, ya la conocen Sanae alias Tormenta es muy exigente consigo misma, pronunció Manabu.

Si, ello es cierto, contesto Haruka.

En tanto:

Una castaña de cabello ondulado largo platicaba por celular mientras veía a su hermano menor dormir profundamente.

LA PRIMICIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora