EPILOGO

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Un par de jóvenes platicaban mientras bebían unos refrescos en el cafetín de su centro de trabajo.

Quedamos como al principio, dijo uno de ellos con cierta nostalgia.

Sí es cierto, contesto el otro sonriendo, haciendo una pausa para agregar: Aunque solo será por unos días, el jefe me dijo que promovería a dos colegas para que ocupen sus lugares.

¡Qué bueno! porque, aunque seamos buenos, no podremos con todo, solos Haruka, respondió el otro.

Así es Manabu, contesto el nombrado.

¿Y quienes serán nuestros nuevos colegas?, ¿chicos o chicas?, dijo el joven de lentes.

Chicas, respondió Haruka.

¿Quién de las que conocemos serán?, acoto Manabu en tono curioso.

No tengo la menor idea, eso si el jefe me dijo que esta vez nos aseguráramos de conquistarlas, pues no quiere seguir dejando ir a sus reporteras, contesto Haruka sonriendo.

¿Eso te dijo el jefe?, pronunció sorprendido Manabu.

No, claro que no tonto, pero de que tenemos que conquistarlas, tenemos que hacerlo, pues las coleguitas que promoverán están como me las receto el médico, dijo Haruka riendo.

¿No, qué no las conocías?, respondió con reproche Manabu.

Bueno, no es que las hayamos tratado mucho, pues tú también las conoces, agrego Haruka.

¿Quiénes son?, contesto Manabu.

Susu, respondió riendo Haruka.

¿Susu?, ¿el dueto maravilla?, pronunció Manabu.

Sí, las mismas, dijo Haruka, haciendo una pausa para agregar: Ya hasta tengo pensando sus seudónimos Volcán y Marea.

Mejor dejémoslas como el dueto maravilla, respondió Manabu.

Bueno, no suena tan mal, ese seudónimo para ellas, dijo Haruka.

Claro que no, contesto el joven de lentes.

¿A cuál de ellas la conquistas tú?, dijo Haruka sonriendo.

A Susuki, respondió Manabu.

Bien, yo me encargo de Sugimoto, pronunció Haruka riendo.

Bueno, cambiando de tema, creo que ya va siendo hora de alistar todo, ¿no?, decía Manabu.

Sí, es cierto, por suerte Ozora nos concedió la mejor ubicación, respondió Haruka.

De algo sirve que nuestras compañeras hayan sido capaces de flechar a ídols, contesto sonriendo Manabu.

Eso sí, dijo Haruka sonriendo.

En tanto:

Tres bellas chicas platicaban en la habitación de una de ellas, mientras miraban un hermoso vestido blanco que estaba sobre una cama.

No puedo creer que llego el día, decía una castaña.

Pues créelo amiga, en unas horas dejarás de ser Sanae Nakazawa, para ser la señora Ozora, pronunció una peliroja sonriendo.

¿Cómo se sentirá ser llamada la señora Misaki?, dijo Azumi suspirando.

Pues de hecho lo sabrás en un par de meses, ¿no?, respondió sonriendo Yayoi, haciendo una pausa para agregar: Y yo que pensé que tú serías la siguiente, pero me equivoqué.

Sí amiga, te equivocaste, Sanae y Tsubasa, se nos adelantaron, dijo Azumi sonriendo.

Ya les expliqué nuestros motivos, contestó la castaña con calma.

LA PRIMICIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora