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"Vas a meterte en problemas"

JiMin entró a su hogar, dejó su mochila sobre el perchero de la entrada y se colocó unas pantuflas luego de quitarse sus botines. Había salido temprano de la escuela y estaba emocionado porque sabía que era el día libre de su papá, pensó que podrían ver alguna película juntos.

Con eso en mente se adentró en la mansión buscando a YoonGi en las múltiples áreas que había, no lo encontraba y empezó a desconcertarse. Subió al segundo piso, pensando que quizás estaría durmiendo y por eso no escuchaba sus constantes llamados.

Cuando JiMin se adentró en el pasillo que daba a la habitación de su padre escuchó gemidos y jadeos, sus pequeños ojos se abrieron de golpe por la sorpresa. Sin saber qué hacer y dominado por la curiosidad, se acercó más, viendo que la puerta estaba un poco abierta y se asomó por el marco para ver que sucedía dentro.

YoonGi estaba con una mujer, ella estaba desnuda y se encontraba saltando sobre las piernas de su padre mientras repetía su nombre entre balbuceos. JiMin sabía lo que estaban haciendo a pesar de tener solamente quince años en ese momento, no era tan inocente como muchos creerían. Conocía del sexo y la masturbación, aunque no los había practicado.

Lo que realmente no sabía era que su padre adoptivo se encontraba con mujeres cuando él estaba en la escuela y que se las follaba de esa manera, porque obviamente se quedó a ver todo el espectáculo.

YoonGi la llamaba bebé o su pequeña, la trataba con dulzura, pero la sometía con fuertes penetraciones y sonoras nalgadas. Al parecer su padre tenía un fetiche con ser llamado daddy y eso lo supo porque la mujer no dejaba de repetírselo.

JiMin estuvo alrededor de quince minutos mirando todo, su miembro empezó a reaccionar. Jamás se había excitado, pero ahora lo estaba al escuchar como YoonGi gruñía y jadeaba.

Nunca se había tocado, pero la necesidad y el deseo de hacerlo llegaron a su límite cuando obtuvo una mejor vista del cuerpo sudado del mayor, de su rostro lleno de placer y enorme miembro endurecido.

Era demasiado para JiMin, no pudo continuar controlándose y comenzó a tocarse sobre la tela de sus pantalones, acariciando su eje de arriba hacia abajo, al compás de como YoonGi se follaba a la mujer.

JiMin estaba por llegar, tuvo que acallar sus gemidos mordiendo su labio inferior para evitar ser descubierto, no sabía cómo reaccionaría su padre si supiera lo que estaba haciendo. Término dentro de sus pantalones, su respiración se tornó errática y fijó sus grisáceos ojos en la mujer y YoonGi, ellos también habían acabado, ahora solo estaban recostados.

Desde ese día JiMin comenzó a ser más consciente de sus sentimientos por YoonGi, no estaba bien y lo sabía, porque eran familia, pero era inevitable. Si bien no tenían realmente un lazo de sangre que los uniera, era quien lo crió y él un hijo estúpido que llegó a confundir los buenos tratos que le dio.

JiMin fue adoptado cuando tenía doce años y YoonGi jamás dejó que le faltara nada, le dio todo a manos llenas y estaba agradecido, pero nunca pudo llamarlo padre. Con el paso de los años se había enamorado de todo lo bueno que hacía por él y pensó que callarlo era lo mejor, permaneciendo mínimamente a su lado para pasar los días como si no tuvieran fin.

Su padre, Min YoonGi, resultó ser un CEO multimillonario que no podía tener hijos, era estéril y como siempre quiso uno pensó que lo mejor era adoptar. Nunca tuvo buenas relaciones, no duraba mucho con nadie y siempre se centraba más en sus deseos sexuales, nadie había logrado enamorarlo lo suficiente para sentar cabeza.

YoonGi había intentado de todo, pero cuando se quedó sin opciones decidió que ser padre soltero a los veintisiete no era tan malo, realmente quería un hijo. Esa era su ilusión desde que sus únicos familiares murieron y quedó solo, con la enorme responsabilidad de una empresa que apenas logró sobrellevar siendo un mocoso de veinte años en aquel tiempo.

𝓣𝓻𝓪𝓿𝓮𝓼𝓾𝓻𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora