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"Creo que te verías bien usando medias negras, incluso sin ellas"

YoonGi tomó sus manitas, las subió sobre su cabeza y las sostuvo con una de las suyas para con la otra tomarle de la cadera y volver a penetrarlo. JiMin soltó un gritito por el placer, sintió como llegaba profundamente en su interior y golpeaba sin pudor alguno su próstata.

—P-papi~.— gimió, echando su cabeza hacia atrás.

—Shhh... los empleados podrían escucharte, bebé.— le recordó, haciéndolo mirar a las múltiples personas que transitaban en el pasillo.

JiMin a pesar de haberse corrido recientemente, volvió a erectarse por la expectativa de ser visto. Su lindo, gordito y pequeño pene rosado se pegó contra el vidrio y en cada penetración se frotaba.

YoonGi continuó arremetiendo contra su culo, apretándole la cadera de vez en cuando para enterrarse más, pero al encontrarse cerca de su orgasmo decidió cambiar la posición. Libero las manitas de JiMin, salió de él y lo giró para besarlo de manera apasionada, entrelazando sus lenguas en un vicioso intercambio de fluidos.

—Sostente bien, mi pequeño.— le advirtió cargándolo y JiMin por inercia enredó sus piernas en su cintura.

—Bebé quiere que lo toques más.— pidió dulcemente el pelirrojo, acariciándose sus duros pezoncitos.

YoonGi asintió, agacho un poco su rostro y comenzó a lamer, succionar y morder esas preciosas protuberancias. JiMin le sostenía por sus cabellos rubios para que continuara jugueteando con él y solo lo soltó cuando sus dos pezones dolían por el exceso de estimulación.

—Mgh~ Ah~ papi para.— rogó al sentir el ardor.

—Qué bonito te ves llevando mis marcas.— comentó el mayor, apartándose para mirar los múltiples chupetones y mordidas que le dejó en esa área.

JiMin bajo su mirada para también observarse y jadeo al notar que estaba completamente rojo y maltratado, pero se sentía tan jodidamente bien que no se quejó en absoluto.

YoonGi aprovechó su distracción para volver a introducirse y esta vez no se detendría por nada del mundo, ni siquiera si su pequeño se lo pedía. Sus estocadas eran tan fuertes que el cristal de la puerta comenzó a vibrar, estaba cercas y no le importaba comprar otra.

JiMin estaba asombrado y asustado, pero eso no tenía cabida cuando estaba siendo follado tan brutalmente, solo podía balbucear y gemir. Llegó a un segundo orgasmo cuando su interior fue llenado por el espeso y calientito semen de YoonGi.

—Minnie~.— gruñó el rubio, tomándole por el culo para abrirlo aún más y quedarse dentro mientras terminaba.

—Ah, papi~ tan bueno.— gimió en respuesta JiMin, apretándole con sus paredes anales para succionar cada gota.

YoonGi le dio múltiples besos en su precioso rostro, bajando lentamente hasta su cuello para también llenarlo en esa zona y después de unos instantes de adorarlo, salió de él.

JiMin se bajó para sostenerse por sí solo, pero sus piernitas tambalearon y el dolor en su culo le impidió caminar. YoonGi lo noto, así que lo cargó al estilo nupcial para llevarlo consigo hacia su silla giratoria y quedarse juntos en ese lugar hasta que se recompusieran.

—¿No tienes miedo de que nos vieran? — preguntó JiMin, mirando hacia la puerta —Todos piensan que realmente eres mi padre de sangre y yo tu hijo.

YoonGi se burló de su expresión y lo acomodo para que quedara acunado entre sus brazos. Entonces besó su frente y escondió su pálido rostro en su pecho.

𝓣𝓻𝓪𝓿𝓮𝓼𝓾𝓻𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora