02

5.2K 474 8
                                    

"Joder, tú conoces demasiado bien lo que me gusta"

YoonGi no correspondió al primer instante, pero lo hizo cuando JiMin comenzó a mover sus belfos contra los suyos y le enredó sus manitas en su cabello para profundizar. El pequeño cuerpo del pelirrojo se giró, pasando de estar en su regazo a encontrarse a horcajadas sobre él e inició un vaivén para frotar sus entrepiernas.

—M-Minnie~.— balbuceo YoonGi contra sus labios, intentando alejarlo porque era incorrecto hacer algo como esto con su precioso hijo adoptivo.

JiMin gimoteo al escuchar su cariñoso apodo, le introdujo la lengua en su cavidad bucal y comenzó a saborear cada rincón. Había soñado con esto desde hace demasiado tiempo como para echarse para atrás, era su oportunidad.

Sin embargo, ambos habían olvidado algo y es que la puerta no tenía seguro, JiMin rápidamente tuvo que quitarse de sus piernas y esconderse bajo el escritorio. YoonGi agradecía haber comprado uno que tuviera ese espacio porque quien había entrado era un amigo inversionista muy importante junto a su secretaria y si los hubieran visto sería una locura.

—Disculpe CEO, estuve intentando comunicarme con usted, pero parece que el comunicador está fallando de nuevo.— se excusó su secretaria por la intromisión sin previo aviso.

YoonGi negó —No es nada, suele suceder, debemos comprar otro y gracias.

JiMin escuchó los tacones de la mujer salir de la oficina y sonrió levemente, miró hacia arriba y se encontró con la mirada de su padre, quien parecía rogarle que no saliera de allí. Obviamente no lo haría, pero aprovecharía el momento para hacer de las suyas, estaba entre las piernas de YoonGi y con el espacio suficiente para divertirse un poco.

—¿Sucede algo, Min? — cuestionó NamJoon.

—Para nada.— respondió tranquilamente, aunque le está poniendo de nervios que JiMin le esté dando besitos en el interior de sus muslos, sobre la tela de su pantalón de vestir negro.

NamJoon asiente, acomoda sus lentes sobre el puente de su nariz y toma asiento en la silla que hay frente al escritorio. Le entrega unos papeles con una nueva táctica de ventas para mejorar los ingresos de la empresa y se desconcierta un poco al ver que su jefe tiene las mejillas rojas.

—¿Te sientes mal? — dudó un tanto preocupado.

YoonGi niega silenciosamente porque si abre su boca sabe que podría dejar salir un jadeo de placer, JiMin bajo el escritorio ya le ha desabrochado el cinturón y liberado su miembro. Su travieso hijo le da tímidas lamidas a su glande como si fuese una paleta, le masturba con sus pequeñas manitas y finalmente se lo introduce todo a la boca.

—Esperaré a que lo revises, todavía hay tiempo para entregarlo a las sucursales.— señaló NamJoon como si nada, mirando su reloj.

Mierda, YoonGi sabe que tiene que llenar esos papeles y entregárselos, pero con JiMin chupándosela es imposible concentrarse y tiene miedo de que los descubran. Muerde el interior de su mejilla para no gemir, baja su mirada y ve como su precioso hijo libera su verga, dejándola llena de saliva. El rostro de JiMin está sonrojado, sus ojitos llorosos, sus labios hinchados y rojizos.

—¿Está todo bien? — preguntó NamJoon atrayéndolo a la realidad.

—Sí, me parece que debo...

JiMin evita que hable cuando comienza a delinearle las venas de su miembro con la lengua, dejándole pequeñas mordiditas mientras que juega con sus testículos para estimularlo.

NamJoon no sabe qué pasa, nada más puede ver que YoonGi lleva una mano hacia su rostro para tapar su reacción, simulando sentirse mal porque no ha encontrado otra salida.

𝓣𝓻𝓪𝓿𝓮𝓼𝓾𝓻𝓪𝓼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora