D i s c o r d i a

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Gigi: Parce, sesenta mil dólares por tres piedras, esto vale más que mi aire. Literalmente, gracias a mí respiran, pirobos. Y, en lugar de apreciar mi esfuerzo y proteger mi regalo, están destruyendo la puta capa de ozono que tarde tanto tiempo en hacer.

Carlos: ¿Eso te ofende? ¿Sabes cuanto me esforcé en diseñar esos copos de nieve para que ninguno de estos cabrones le den importancia? Por el contrario, se quejan de que son muchos.

Axel: ¿De qué sirve que sean tan bonitos si cuando los tocan se vuelven agua?

Carlos: ¿De qué sirve la eternidad? Las cosas eternas son banales y pierden su significado rápidamente, cuando algo se vuelve una costumbre se transforma en monotonía. Digo, la vida es corta y todo el mundo teme perderla, la muerte no tiene fin y pocos pueden apreciarla. Es por eso, que con los años, llegue a la conclusión que el valor proviene de los momentos, aquellos que, aunque sean breves o no, te ayudan a crecer. Al final, es lo único que un humano o nosotros podemos llevarnos a la tumba, el recuerdo de la belleza. Creo que eso es lo que pretendía representar al crear el invierno.

Thalía: Sos un ídolo.

Carlos: Gracias, señorita— beso su mano con elegancia.

Gigi: Ídolo, mi cola, no joda— cansada —¿Dónde mierda estamos?

Axel: Miren, la tienda— apuntó a una puerta de vidrio eléctrica, la cual, era la entrada a un enorme centro comercial.

Gigi: ¿Quieren dividir el dinero y cada uno se va por su lado?

Carlos: Hasta que usaste tu cabeza para algo útil. Por fin sirves para algo más que ser una cara bonita.

Gigi: Toma— le aventó cuarenta y cinco mil —Y como dirían en México, “chinga a tu reputísima madre” caremonda hijueputa.

Enojada, se separó del pequeño grupo.

Carlos: Naca, ¿pueden creerlo, güey?

Thalía: Tenés que admitir que te mereces, el insultó— tomó sus quince mil, y persiguió a Géminis.

Axel: Te felicito, la cagaste lo suficiente como para que Thalía finalmente eligiera un bando.

Carlos: Ella me ha dicho cosas peores.

Axel: Pero nunca ha dudado de tu capacidad como Líder. Además, tampoco insinúa que eres estúpido, cosa, que si eres pelmazo.

Carlos: Bato, si tanto la defiende vaya con ellas, güey.

Axel: Lo haría, pero alguien debe quedarse a supervisar.

Carlos: No, pues entonces ahora sí me cargó la chingada.

Axel: Tome su zape por grosero— lo golpeo en la cabeza con la palma de la mano abierta.

Carlos: Te lo voy a perdonar, porque si me pase.

Axel: Sí, te pasaste de verga.

Carlos: Eligieron al más cabrón para acompañarme.

Axel: Que hecho verga que tenga que ser tu niñero. Deje de lloriquear y mueva esa cola plancheta, necesito comprar los libros de Luke y una Katana para Sum Sum.

Carlos: ¿Por qué?

Axel: Mijin, mejor no pregunte algo que no le gustará saber, Summer ha estado viendo algunos animes.

Carlos: Me refería a los libros, ¿Para qué verga los necesita un Sabio? El conocimiento de los humanos es primitivo.

Axel: Es que sus novelas son buenas, los humanos tienen una imaginación enorme, Luke se enganchó a las sagas como Harry Potter, los juegos del hambre, hush hush, maze runner, Crepúsculo, el señor de los anillos, el psicoanalista, Percy Jackson y otros que no recuerdo— rascó su mejilla —Ahora, quiere leer los libros de Stephen King.

La Cuarta BibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora