ֺ ਏਓ 𓂂 Falsa Alpha ━ 2yeon g!p

OO3

La rubia comenzó a abrir sus ojos lentamente, mientras su vista intentaba enfocar correctamente.

—¿Dónde...

—Estás en la enfermería. Tus amigas te trajeron, ya que sufriste un desmayo.

—¿Amigas? Ah... — Dijo, acordándose de todo— ¿Dónde está Jihyo?

—Está en detención, junto a Yoo y Hirai. Ustedes se saltaron las clases, así que apenas te sientas mejor vas a ir también.— Y el día no podía ser peor para Im Nayeon— Y ya te encuentras mejor, así que te levantas, y vas a detención.

—¿Qué? Estoy agonizando...— Dramatizó.

—Oh, vamos, Nayeon. Ya vete.— La enfermera mantenía una estrecha relaciones de amistad con la rubia.

—Bien.— Bufó, levantándose.— Pero si me desmayo de nuevo a mitad de camino, va a ser tu culpa.— Se fue.

Al llegar, suspiró profundamente, y entró con ese aire de superioridad que nadie lograba sacarle.

—Señorita Im, que bueno que llega.— Dijo el director— Ahora debe ayudar a sus amigas a limpiar el gimnasio.— Sonrió— Vayan.— Ordenó, mientras volvía a su papeleo.

Todas se dirigieron al gimnasio, con una cara de orto que nadie les sacaba.

—Todo gracias a Yoo.— Se quejó la rubia.

—¿A mí? Nadie te ha pedido que le mientas a toda la puta escuela sobre ser un Alpha.— Se defendió.

— Ya cállense, y terminemos ésto pronto.— Interrumpió Jihyo.

—Concuerdo con la pelinegra sexy.— Añadió Momo, sorprendiendo a la mencionada, y sacándole un leve sonrojo que solo Nayeon pudo notar.

—Vamos, Momo, limpiaremos este lado.— Dijo, mientras se dirigía al lado del almacén.

—Bien.— Respondió, siguiéndola.

—¡Hey! Yo quiero limpiar el almacén.— Aceleró la rubia.

—Nosotras lo dijimos primero, no sean infantiles.— Comenzó a correr la azabache. Ambas emprendían una carrera imaginaria, en la cual ganaba quien llegaba primero.

—Creo que Jeongyeon está siendo igual de infantil en este momento.— Susurró Momo, haciendo reír a Jihyo. Al ver su sonrisa, provocó una en si misma.

—No creo que sea conveniente acercarse a ellas ¿Limpiaremos el otro lado, por mientras?— Ofreció la pelinegra.

—Oh, si, me parece perfecto, así adelantamos mientras estas pelean.— La siguió.

—¡Yo llegué primero! — Gritaba la azabache.

—¡No es cierto! — Se frustraba la rubia, aún sabiendo que tenía razón.

—Sabes que sí.— Le dió la espalda, y comenzó a ordenar. La rubia se apresuró, para ordenar más rápido. Ambas comenzaron a competir sin darse cuenta.— ¡¿Por qué todo lo haces una competencia?!

—¡¿Y por qué siempre me sigues el juego?! — Siguió.

—¡Lo admitiste! — Comenzó a reír falsamente.

Nayeon se quedó en silencio, y se sentó sobre las colchonetas. Tanta creatividad física la había cansado.

—Bien, terminé mi parte del aseo.— Se recostó.— Me despiertas cuando termines — Y cerro sus ojos.

—No, no, mi reina. Ahora mismo te levantas y me ayudas.— Se dirigió hacia ella.

—Al menos admites que soy una reina.— Se burló la rubia.— Y no lo haré.— Volvió a acomodarse.

—Lo harás, porque ésto nos concierne a todas.— Se lanzó sobre ella, y comenzó a jalarla para que baje de la gran colchoneta.

—¡Suéltame! — Gritó, mientras se aferraba a la colchoneta como si su vida dependiera de ello.

—¡Ordena! — Gritó la azabache. Aunque ninguna de las dos lo admitiera, se divertían, y sus rostros expresaban la sonrisa que ellas trataban de ocultar.