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Las dos chicas se encontraban al otro lado del gimnasio, corrieron hacia las chicas, alertadas por el griterío que mantenían las otras dos

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Las dos chicas se encontraban al otro lado del gimnasio, corrieron hacia las chicas, alertadas por el griterío que mantenían las otras dos.

—¿Qué pasa? —Preguntó Jihyo, adentrándose al almacén, para encontrarse con las dos chicas riendo como si fueran amigas.

—¿Deberíamos volver? —Susurró la peliazul.

—Creo que podemos hacer algo mejor. —Susurró la pelinegra con una sonrisa macabra, que habría dejado encantada a la más alta.

Al retroceder lo suficiente, cerró con fuerza el portón del almacén, y luego jaló a la peliazul para que corrieran.

—¡Malditas! —Gritó Nayeon, corriendo a abrir la puerta, pero era imposible.

—Ya... Nos han dejado encerradas. —Se resignó la azabache, sin haber hecho siquiera el intento. —En unos cuantos minutos vendrá a sacarnos.

—¿En serio? ¿Tú crees? Oh, por supuesto, te encantaría quedarte conmigo a solas. Es comprensible. —Alardeó.

—Vamos, deja de ser tan presumida. Me fastidia la idea tanto como a ti, pero no quiero malgastar mi fuerza. —Se recostó sobre el colchón. —Quiero hacerte una pregunta.

—¡Y qué te hace pensar que te tengo la confianza como para que me preguntes co-

—¿Por qué me odias? —Ignoró las quejas de la rubia.

—¿No es obvio? —Alzó una ceja. —Tener que casarme con una idiota como tú no es lo que quiero para mi vida. —Se cruzó de brazos.

—Pero eso no es mi culpa. Digamos que a mí tampoco me agrada la idea. —Dijo, y era la verdad. —Pero eso es lo que decidieron nuestros clanes, y no podemos hacer nada.

—Claro que sí. Si demostramos que no vamos a estar juntas nunca, y nos odiamos, no van a querer que nos matemos. —Sonrió con arrogancia, como si estuviera diciendo la mejor idea del mundo.

—Conozco a mi padre, y él no cambiará de opinión, Nayeon. Su vamos a pasar el resto de nuestras vidas juntas, al menos deberíamos llevarnos bien, ¿No crees? —Quiso hacerla entrar en razón.

—Oh, vamos. No me gusta para nada tu idea. Entiende, a mí no me agradas y aunque lo quieras, jamás aceptaré ser esposa de alguien como tú. —Frunció el ceño. —Antes preferiría cualquier cosa.

—¿Cómo que todos se enterasen de que eres una Omega? —Y la rubia se quedó totalmente muda. —¿Por qué has mentido todo éste tiempo, Nayeon?

—Eso no te incumbe. —Logró vocalizar. —Lo que yo haga, o deje de hacer, no debe importarte en lo más mínimo.

—Bueno, soy una chica curiosa. —Sonrió. —Y si no me lo dices, tendré que averiguarlo yo sola... Por ejemplo, puedo publicar si alguien sabe la razón de porque Im Nayeon, ha mentido sobre ser una Alpha. Seguro alguien sabrá.

—¡Ya basta! ¡¿En qué te beneficia a ti?! ¡Déjame en paz de una vez! —Gritó frustrada, y un poco aterrada por el chantaje de la azabache.

—Me divierte. —Sonrió. —Ahora dime...

La rubia quedó en silencio, dudando. Al final se sentó a su lado, ya que al parecer, contarle, era la única forma de que la dejase tranquila.

—Yo... Creo que todos esperan a que la heredera del clan de la Luna sea un Alpha, fuerte. —Confesó. —Al principio me avergonzaba ser Omega, pero luego... luego supe que hay Omegas que son tan fuertes como un Alpha. Pero todo había ido demasiado lejos, y no tuve más opción que seguir fingiendo.

—Vaya... ¿Y eso qué tenía que ver con molestarme? —Preguntó.

—Te odio, y creo que el que seas un Alpha y yo no, me provocó cierta...

—Envidia. —Completó Jeongyeon. Nayeon asintió. Le costaba admitirlo.

—Espero que con eso tengas suficiente, y me dejes en paz, Yoo. —Amenazó.

—Soy mujer de palabra. —Sonrió.

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ֺ    ਏਓ    𓂂  Falsa Alpha ━ 2yeon g!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora