𝗣𝗥𝗢́𝗟𝗢𝗚𝗢

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El multiverso era un tema del cual jamás se cansaría de hablar, muchas cosas del multiverso que aún no son reveladas y que abre a nuevas teorías y especulaciones para las mentes brillantes

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El multiverso era un tema del cual jamás se cansaría de hablar, muchas cosas del multiverso que aún no son reveladas y que abre a nuevas teorías y especulaciones para las mentes brillantes. Lástimas que para ella seguía siendo un tema del cual estaba totalmente lejos de poder encontrar una respuesta a sus preguntas, lo cual le molestaba aún más por el hecho de que su madre se la pasaba saltando de universo a universo para salvar a los habitantes de aquellos universos por fallas multiversales. Tenía el alcance de conseguir sus respuestas a través de Jessica Drew, pero la mujer se negaba a involucrar a su hija con aquel tema, principalmente porque su compañero al mando no le permitía involucrar a gente que no fuera un Spider.

No fue hasta que, un día como cualquier otro, se encontraba en su habitación, recargada en su escritorio mientras hacía rodar un lápiz por toda la mesa, aburrida de la rutina en su vivienda. Arrastró su asiento hacia atrás al tiempo en el que se levantaba para ir a dónde su padre, el hombre yacía sentado en la mesa del comedor, revisando las múltiples fotos que había tomado para el periódico de la ciudad.

—¿Cuándo vuelve mamá? —preguntó a su padre en el momento en el que se sentó enfrente de él en la mesa, harta de no poder hacer nada. Para su fortuna, un nuevo integrante en la familia estaba por llegar, tal vez así su rutina cambiaría.

—No debería tardar ya, el embarazo le quitó horas de su trabajo —observó el reloj multiversal, revisando así si su esposa no le había notificado algún cambio o un percance en su trabajo—. Nop, no hay mensajes, querida.

La morena tiró su frente contra la mesa mientras un suspiro frustrado salía de sus labios. Cómo deseaba estar ahí también, con los demás Spider gente, estaba al tanto de toda aquella élite que a un tipo se le ocurrió hacer y ahora su madre era la mano derecha de aquel hombre. Deseó poder ser una más de ellos, combatir villanos multiversales, ir a misiones secretas con más spider's, pero no podía. Ella no era la Spider-Man de su universo, era su madre, Spider-Woman.

De pronto, su piel se erizó, su oído se agudizó, y una presencia desconocida se hizo presente en cuanto su sentido arácnido se encendió, logró ver a una creatura estrellándose en su hogar, una bestia, una bestia grande y verde que iba a alcanzar a lastimar a su padre si no se movían del comedor.

—¡A la cocina! —vociferó la menor, el padre, sin entender mucho, observó curioso a su hija, sin entender porque ella lo tomó casi a la fuerza para dirigirlo a la cocina y esconderse ahí.

—Annie, ¿qué es lo que te ocu...? —su duda quedó en el aire cuando aquella bestia que había visto en sus visiones cayó del cielo, atravesando el techo de su hogar hasta estrellarse en su sala, apenas la bestia cayó, buscó a quien atacar, por tal razón fue que Annie alertó a su padre de esconderse ya que en sus visiones era su padre quien perdía contra la bestia.

Padre e hija formaron una señal para guardar silencio. La bestia gruñó y rugió. Estaba en un lugar donde no sabía nada de él. No era su universo. Su instinto de animal lo hizo destruir todo a su paso hasta lograr llegar al aire libre. El monstruo verde reveló sus grandes alas y la gente que transitaba al rededor quedó horrorizados por lo que veían. Huyeron del lugar lo más rápido que pudiera y la bestia siguió destruyendo todo.

𝐒𝐏𝐈𝐃𝐄𝐑-𝐌𝐘𝐒𝐓𝐈𝐂 | Fuera del Canon | 𝗠𝗶𝗴𝘂𝗲𝗹 𝗢'𝗛𝗮𝗿𝗮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora