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Segundos, minutos, horas, días, semanas, meses. Habían pasado seis meses desde que el castaño y el azabache se conocieron.

Seguían pasándola bien juntos, ayudándose mutuamente tanto en las asignaturas que no entendían como con asuntos personales y defendiéndose entré sí de algunos idiotas que querían pasarse de listos con ambos. Más Duxo al oji miel, gracias a las burlas de lLocochon y C3jo, a los cuales ya acusaron de acoso escolar, pero a los profesores no pareció importarles demasiado.

El viento golpeaba el rostro de los dos chicos, los cuáles corrían entre risas por el parque de su ciudad.

Era fin de semana y de habían arreglado para salir a pasear, jugar, hablar y divertirse, aprovechando que ya no tenían exámenes por el momento.

—¡Apúrate, Duxo!

—¡Cállate, webon! ¿¡Cómo puede ser que seas más rápido que yo si eres más pequeño!?

—¡Es porque estás viejo, pe!

Luego de seguir corriendo, Aquino se tumbó en el pasto, respirando agitado mientras intentaba recuperar el aire.

—¡JA! Ja... Ah-

El oji violeta se recostó en un árbol cercano, haciendo lo mismo que su amigo.

Dirigió la mirada al más bajo, apreciando el rostro ruborizado de éste y observando como su pecho subía y bajaba a la par que recuperaba el aliento.

—¿Qué mirás tanto, webon?

El mayor salió de su trance al oír la voz ajena, ¿Lo había observado demasiado?

—¿Qué?

—Meh, nada.

Diego se acomodó en el suelo, poniendo sus manos en su pecho y cerrando sus ojos, suspirando de forma calmada.

Unos segundos después sintió como su acompañante hacía lo mismo, sonriendo levemente.

—... Oye, Aquinito.

—¿Sí?

—¿Te gustan los chicos?

Abrió los ojos abruptamente ante la pregunta, mirándolo extrañado.

—¿Y eso a qué viene?

—Curiosidad —Respondió de forma natural el azabache, admirando el hermoso cielo despejado.

El menor hizo lo mismo, pensativo.

—Pués... Sí, pero también me gustan las chicas.

—¿Bisexual?

—Sip.

El chico sonrió sutilmente, cerrando sus ojos.

—¿Y a tí? ¿También te gustan los chicos? —Le hizo la misma pregunta el menor, viéndolo expectante.

—¿Tú qué crees, we'on?

El contrario frunció el ceño, empujando su hombro.

—Respóndeme, mierda.

Una pequeña pelea de empujones se desató. El castaño diciéndole al mayor que contestará su preguntá mientras que el azabache sólo se burlaba de él.

—¡Dale, mierda!

—Oe, ¿Y para qué quieres saber?

—Curiosidad.

Y más palabras, preguntás y respuestas así se escuchaban al rededor de aquél par, hasta que en un determinado momento Duxo agarró la muñeca derecha de Aquino, estampandolo en el césped y poniéndose encima de él.

El chico solo lo miró desconcertado, con un rubor apoderándose de sus mejillas al darse cuenta de lo que había pasado.

—¿D-Duxo?

El oji violeta se acercó al oído del otro con una sonrisa.

—No me gustan los chicos, Aquinito, me gusta un chico—Le susurró para posteriormente soltar su muñeca y alejarse, sentándose a su lado.

Mientras tanto el oji miel respiraba de forma irregular, poniendo su mano izquierda en su pecho y la derecha en su rostro, sintiendo esté caliente.

Se quedaron en silencio unos minutos. No era incómodo, ya que el menor estaba en su burbuja intentando tranquilizarse y el mayor se limitaba a reírse disimuladamente de él.

Ay, Aquinito, Aquinito...

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2023 ⏰

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El bakadere de la secundaria // DuxinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora