Cálido y ausente

6 1 0
                                    


La cama se siente cálida.

O eso cree mi anatomía débil que siempre siente frío.

Me giro en la cama y apago la lámpara de luz. Abrazo la almohada y mis recuerdos.

Esos donde fui feliz.

Esos, donde en noches como estas, tu calor corporal abrazaba en cucharita mi cuerpo.

Me brindabas tu amor, calor y compañía.

Nunca fui de mucho hablar, pero ahora la casa se siente tan silenciosa que creo que enloquezco cuando escucho mi respiración. 

Se supone que esto ya debió haber pasado.

Se supone que ya debería estar acostumbrado, pero sigo aquí.

A casi 8 años de tu muerte; llorando porque una enfermedad letal y silenciosa te llevó de mi lado.

Recuerdo verte llorar.

Llorar porque el miedo te consumía.

Llorar porque no querías dejarme.

La calidez de tus manos sobre las mías se sigue sintiendo tan vívida, aun si en ese momento estabas pálido, desganado y frío, yo sentía tu calor.

Sonreíste para mí, lloraste para mí y me dijiste entrecortado:

"-Tengo miedo de que vuelvas a estar solo".

No querías dejarme.

Tus ojos miel eran tan expresivos que lloré junto a ti.

Lloré mientras sentí tu cuerpo temblar.

Lloré porque sentí tu calor desaparecer.

Lloré cuando ya no me pudiste ver.

Y he llorado aún más a través de los años en los que sigo recordándote.

A veces me pregunto si estoy bien.

Siento que te veo cuando tomo mi café en la mañana.

Siento que te escucho discutir como niño por la cena que haríamos al llegar a casa luego de un agotador día de trabajo.

Siento tus labios sobre mi frente cuando voy a dormir.

O eso quiero creer.

Eso quiere creer mi soledad absoluta.

Aquella que no ha intentado nada con nadie.

Esa que siente que no existe forma de que alguien me haga sentir como tú.

No.

Realmente no he buscado a nadie porque solo sigues tú.

Aún si ya no estás.

Más que extrañarte, me dueles.

Te necesito.

Te deseo de vuelta a mi lado.

Te amo

Pensamientos insanos y recurrentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora