Eran las 4 a.m. y yo aún vagaba por la casa. Mi casa, tan hermosa y solitaria como siempre deseé.
Así que con ello en mente me dispuse a abrir lo que fue la primera botella de vino mientras me vestía con mi lencería favorita
Con el pasar de las horas seguía tomando hasta llegar hasta aquí.
Vertí todo el vino restante de la cuarta botella en mi copa y lo tragué de un solo tajo.
Hoy lo necesitaba.
Hoy era perfecto.
Fui a la cocina, sintiéndome relajada; ligera gracias a los estragos del alcohol y saqué aquel discreto y precioso cuchillo junto a la quinta botella de vino.
Con ambas cosas en mano y adicionalmente la copa, fui hacia la piscina y quité el corcho de la botella para servirme otra copa.
Observé a detalle la preciosa madrugada silenciosa y casi lloro al pensar que mi decisión provocará una que otra lágrima en las personas que de algún modo me aprecian, pero qué más da.
Después de todo; una persona más, una persona menos... el mundo no dejará de ser mundo.
Así que corté las venas de mi mano derecha y luego las de la izquierda.
Ver la sangre brotar fue fascinante y para no perder tiempo, tomé rápidamente todo el contenido de la copa y me introduje a la piscina.
Me sentía hermosa. Ligera y cada vez más mareada.
Maravillada estaba ante el color carmesí que se extendía por el agua de la piscina y por el precioso cielo estrellado del cual mis ojos eran testigos.
Justo allí, en tan magníficas circunstancias, yo abandoné la vida
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Pensamientos insanos y recurrentes
RandomMucha porquería mental, tanto real como ficticia.