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Lo observe cocinar sin camisa y todo dentro de mi dio un vuelco. Los días pasaban y mis emociones estaban cada vez más confusas, todo comenzaba a intensificarse más, no había cosa que me gustara mád que tenerlo cerca.
Me miro y me sonrió. Le sonreí de vuelta, y su teléfono sonó a mi lado, lo mire de reojo, era elle. Un suspiro escapo de mi boca, no queria pensar en eso, pero era inevitable.
—¿Qué ocurre?—Me pregunto dejando el plato con el desayuno delante mio. Le sonreí en forma de agradecimiento.—¿Jenna? ¿Todo esta bien?—Insistio.
—Si, ¿Por qué?
Él miro su teléfono y lo dejo aun lado, en segundos. Sentándose a mi lado con su desayuno.
—Pareces distraída.. Hace minutos estabas totalmente alegre y ahora parece todo lo contrario.—Murmuro mirándome.
—Solo pensaba..
—¿En qué?
—Nosotros..
—¿Por qué? Todo esta bien con nosotros reid. —Contesto antes de darle un trago a su jugo de naranja. ¿En verdad no pensaba en eso? ¿En qué tal vez estaba mal todo esto? Me sorprendia.
—¿No sientes culpa?
—¿Culpa? ¿De qué?—Me miro confundido y no supe que decirle en ese momento.—Sacate eso de la cabeza, reid. No estamos haciendo nada malo, ni le estamos haciendo daño a nadie.
—A lucca..
—¿Crees que esto le importa? ¿Qué tu le importabas?—Me pregunto con sorpresa, como si no me creyera. Sus palabras dolieron.—Reid, vamos.. Tú mejor que nadie sabes lo que lucca hacia, no haces esas cosas si la persona te importa.. Solo intenta que no seas feliz, solo quiere llamar la atención de alguna forma, como siempre.
—Oh..
Él me miro y entendio.—Lo siento. Fui muy duro, pero solo quiero que entiendas y que de esa forma dejes de sentirte mal o culpable, porque esto no tiene nada de malo. Que se joda por imbécil, ahora tienes alguien que te hace llegar.
—!Noah!—Murmure entre risas golpeando su pecho. Él río conmigo haciendome olvidar de todo.—Eres un tonto.
—Un tonto que te da buen sexo.
—¡Oh! No queria escuchar eso—Dijo koko adentrandose a la cocina donde estábamos nosotros. Si no tuviera la confianza que tengo con ella, hubiera querido que me trague la tierra. Agradecia que era mi hermana y no otra persona.
—Lo siento.
Se disculpo.
Ella río.—Tranquilo, me alegra que mi hermana tenga buen sexo! Eso hace que este feliz y eso es genial.
