Advertencia: Malas palabras, apodos tontos y giros en la trama. Mención repetida de palabras y nombres.
¹."Me voy, esa chica me da una vibra extraña".
².Gustav colocó sus manos así: >< para lograr esa mímica.
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♡Georg no sabe que te juzga tanto porque le gustas, hasta que dejas de prestarle atención.♡
Le resultabas un enigma a Georg, y es que, él tenía que ser sincero: cuando notó que te comenzaron a integrar al "cuarteto", le desagradaste. Creyó que eras ese tipo de persona del montón que se acercaba a los chicos por su fama; entonces, así fueras demasiado atenta y amable con todos, le provocabas un sentimiento algo extraño. Aún más al notar que nunca ibas a sus conciertos o en los ensayos te salías sin ver cómo tocaban, pues entrabas después con bocadillos o bebidas.
Cuando entrabas a la sala de ensayos él se iba a un rincón y fingía que no te escuchaba o que estaba ocupado entonando su instrumento, sólo para que no lo saludaras. Hasta que pronto notó que tu ya no insistías demasiado con ello y se sintió... extraño. No extraño como cuando te conoció, extraño como... extraño de vacío y nostálgico.
Ya no te dirigías a él ni le preguntabas qué había hecho en el día, y "¿qué hice mal?" era uno de los muchos pensamientos que rondaban su mente cuando caía en cuenta de que ni siquiera le mirabas.
Pronto comenzó a desesperarse, así que habló con Gustav en cuanto lo vió entrar a su habitación. El pobre chico hasta se tomó el lujo de meterse a la cocina temprano para prepararle un bocadillo.
Poco a poco, mientras la platica más fluía, más se acercaba a temas que chocaran en tu persona. Como las baquetas que personalizaste para tu mejor amigo.
—Hablando de tu batería, ¿qué hiciste con las baquetas que te dio Leir?
—Oh, eso, las coloqué en una parte notable de mi estante, no quería que se dañaran. —Acomodó sus codos en sus rodillas y mordió con hamburna el humilde sandwich que Georg preparó, dejando el plato en el suelo—
—Ha... mmm, ¿y qué sucede?
—¿Qué sucede con qué? —Gustav dirigió sus bellos ojos a los evitativos de Georg, le miró con el ceño fruncido y el mordisco del sandwich aguecado en su mejilla—
—Con Leir...
El chico frente a él frunció más su ceño y pasó el bocado con facilidad, hizo un movimiento giratorio con su mano, dando a entender que siguiera hablando porque no había comprendido el punto de mencionarla.
—Pues... me ignora.
Gustav soltó su comida, que por gracia divina cayó en el plato que abandonó en el suelo, abrió su boca y su cara completa formó un gesto entre sorprendido y ofendido.