IV

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Desperté dentro de una caja de madera, tenía poco oxígeno y un muy reducido espacio para moverme. Estaba completamente enterrada con vida.

—¡Ayuda!—grite con fuerza con la esperanza de que alguien podría oír mi suplico pero fue en vano.

Trate de calmarme, este era mi final. Morir enterrada estando yo con vida, esto es peor que ser disparado. —¡Ayuda!, ¡Porfavor, necesito que me ayuden!—segui gritando con nulas esperanzas.

—Dios mío, si existes dame una oportunidad de redimirme, si estás ahí sácame de este lugar lúgubre y hostil—Cerre los ojos demostrando debilidad y dándome por vencida.—Dios, por favor que solo sea un sueño —susurre débilmente pues por gritar, y hacer mucha fuerza se me acabó el poco oxígeno que me quedaba. —Señor ayuda mi alma para poder seguir— sentí debilidad y cansancio al punto de ya dormirme.

Desperté en mi habitación, era solo una pesadilla. Mi pulso era acelerado, mi respiración agitada y mi cuerpo se encontraba temblando de miedo. Era solo un sueño y yo me encontraba con vida, no era que ya no quería morir, era que no debía morir de esa forma. Me recuesto nuevamente en la cama de la habitación y sonrió con alivio. —Solo fue un sueño—repeti a voz alta para que mi conciencia estuviera en calma.

Veo a mi alrededor y noto que la puerta se abre. Es el doctor. —Señorita García, ¿Cómo se encuentra ya?— acercándose a la camilla donde me encontraba.

—Ya mucho mejor doctor, ¿Me darán de alta ya?

—Si señorita García, hoy la damos de alta al ver cómo respondió en la noche. — Me sonrió y miro por última vez el monitor. —Señorita, yo le envío a una enfermera para avisarle que su alta está lista, por ahora descanse un poco más — acarició mi cabeza y después salió de la habitación.

Suspiré y decidí levantarme ya de la cama, comencé a desconectarme los cables que se encontraban en mi cuerpo. Fui a buscar mi ropa en un armario, encontré ropa limpia, tal vez Oscar me la trajo. Me quite la bata que traía por completo, solo unos segundos después llegó Oscar. —Violeta, adivina. La demanda hacia tus padres si es posible, pero necesi...

—¡Oscar, sal de aquí! —Grite tratando cubrirme un poco.

—Perdon, perdón, no sabía que te estabas cambiando. —Vi que dio media vuelta para no mirarme. — Pero no voy a negar que tienes una muy buena retaguardia — se rió y luego salió.

—¡Te odio!—grite y le aventé un cojín que se encontraba en el sofá de visitas.

Seguí cambiándome con prisa, no quería que volviera a suceder otro inoportunio accidente.

—Ya puedes pasar — grite ya colocando me mis tenis, vi como entro Oscar y detrás de él Pedro junto con Damián.

—Pedro— sonreí al verlo y lo abrace.

El chico me abrazo de vuelta—¿Cómo te encuentras?— separándome un poco para no lastimarme la espalda.

—ya mejor, pero me quiero ir ya a casa— me senté en la camilla.

—Sobre eso, tus padres... —Mirando a Oscar.

—Si lo sé —respodi, ellos me miraron intranquilos — Me demandaron para obtener nuevamente la casa. Lo que no entiendo el porque recuperar la casa que ellos mismos abandonaron y que yo les compré por medio de un mediador. —suspire.

—Bueno, como aún no hemos hecho el cambio de nombre de la propiedad tal vez sea que quieren hacer eso, quedarse con el dinero que les diste y quitarte la casa. — menciono Oscar —Puede ser posible que sin que se den cuenta cambiemos el nombre de la propiedad a tu nombre, y así sea posible anular su demanda.

—perfecto, inicia los trámites entonces para comenzar el cambio de nombre a la propiedad. También inicia la demanda de pensión retroactiva para ambos.— dije sin remordimiento.

Oscar asintió y salió de la habitación, en eso llegó una enfermera para decirme que mi alta estaba lista y que ya podía retirarme. Tenía muchas cosas en la cabeza, quería ver de nuevo a mi hermano.

—Violeta ¿qué tanto piensas?— pregunto Damián aun lado mío.

—En él futuro, pienso en el futuro de ti y de mí, en el de mi hermano, el de Óscar, Pedro, Evelyn. Pienso en mi futuro —suspire.

—Todo saldrá bien, ya verás. —me abrazo y me dio un beso.

Sonreí y me acurruque encima de él, me sentía segura y amada sin embargo el ni se merecía lo que le hizo con Gerardo. No podía ocultarselo por más tiempo o quizás si.

Llegamos a la casa, él me dejó ahí, se fue con Pedro y Óscar para seguir con lo de la casa. Me quedé sola nuevamente, al entrar a mi casa mire velas en el piso alumbrando un caminó hacia mi habitación. Cerré con llave mi casa para que nadie logrará entrar. Y seguí aquel camino. Entre a mi habitación y el se encontraba ahí, parado con un traje elegante, con un ramo de rosas rojas, y en mi cama petalos en todos lados.

—Violeta, me da gusto que ya te encuentres bien. —Gerardo se acerco dándome un beso en los labios. —Estaba realmente preocupado.

—¿Que haces aquí?— fue lo primero que dije.

—lucho por tu amor —Dejo las flores en la cama y me besó nuevamente.

Respondí aquel beso que en minutos se volvió apasionado, quería que el volviera a tocarme. Ese beso se intensifico aún más haciendo que nuestra ropa desapareciera sin darnos cuenta, haciendo que él y yo nos volvieramos nuevamente en uno.

—Violeta yo te amo— susurro cerca de mi oído y comenzando a besar mi cuello hasta llegar a mi pecho.

—Y yo a ti igual —Pense mientras comenzaba a gemir al sentir como entraba con rapidez cada cierto tiempo.

Comenzó a succionar uno de mis pechos y mordiendo mi pezón de manera leve. Él sabía cómo hacerme estremecer, como hacerme disfrutar. En un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba arriba de él subiendo, bajando encima de su miembro y comenzando a mojarme en él.

—Te amo —susurre para que no me escuchará. Terminé teniendo varios orgasmos que a él le gustaron y también que el se viene fuera y dentro de mí.

Después de eso y de casi media noche de sexo y varias posiciones que intentamos nos encontrabamos abrazados yo arriba de él mirándolo a los ojos. —Necesito terminar a Damián —le dije.

—¿Porqué? —Pregunto sabiendo en la situación que me encontraba.

—Gerardo, necesito que te descuenta a lo que le estoy haciendo. Estoy teniendo sexo con el chico que rechace unas dos semanas atrás y estoy engañando al chico con el que salgo dos semanas atrás. —Dije levantandome un poco y nuevamente bajando de manera brusca encima de su miembro.

—Eso me gusto, ¿puedes hacerlo de nuevo?— me miró con lujuria tomando mi cintura y el mismo haciendo que suba y baje.

—Gerardo, te dije que te amo hace un rato, eso está mal. —por fin deje de montarlo y me acosté aun lado de él.

—Si terminas con Damián podremos seguir teniendo sexo sin que tengas culpa, o podríamos iniciar una relación—se coloco delante de mi abriendo mis piernas y metiéndola con fuerza.

—¡Ah! Eso dolió — me queje y trate de separarlo.

—Perdon—se alejo y volvió acostarse a un lado.

—Terminare con el mañana. —Suspire y le di la espalda a Gerardo.

El me abrazo y se empezó a quedar dormido. Necesito terminar con Damián.

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Hola, este es un nuevo capítulo.

Hace mucho que no actualizaba como tal y ahora mi objetivo es que odien a violenta no se si con esto la odien pero espero que comience eso.

Ya actualizaré hasta que logré terminar la novela con un final muy bien hecho.

Nos leemos la siguiente actualización.

Cartas que nadie leerá [Cartas #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora