Comencé a manejar de caminó a mi casa. Los chicos sean fueron, pero cada vez que preguntan por mis padres o mi hermano les digo que fueron de compras o salieron a algún lugar. Trato de que no pasen a dentro y no es porque tenga algún desastre dentro, de lo contrario, todo se encuentra más limpio que nunca.
—Violeta, no te olvides de ir a buscar trabajo está semana— me dije a mi misma.
Cierto, está semana me dedicaré a buscar trabajo temporal ya que no se en cuanto tiempo piensen regresar.
Me detuve ya que el semáforo estaba en rojo, aproveché esto para colocar un poco de música. Últimamente he estado escuchando la música que solía escuchar en secundaria y me llegan aquellos pequeños momentos el cuál quisiera revivir.
El semáforo se volvió verde y nuevamente comencé a acelerar con cuidado. Al llegar a mi casa, saque mis cosas y coloque el seguro en el automóvil para evitar cualquier robo. Abrí la puerta de mi casa y entró, está se encuentra en un silencio totalmente tranquilo, pero a la vez temerario.
Aventé mi mochila a un lado y encendí el televisor. Me saco las zapatillas y me despeinó un poco; llenó un vaso de agua y la meto dentro de microondas espero un minuto a que este se caliente para hacerme un delicioso café con leche. Mi casa era acorralada por un silencio que me relajaba, pero también me daba desconfianza; mi teléfono comenzó a sonar, rápido conteste sin mirar quien era, tenía la esperanza de que fueran ellos preguntando como estaba y como iba en las clases, pero la voz que escuche por el otro lado me dejo helada.
—Hablo con la señorita Violeta García— Se escucho por la otra línea una voz femenina.
—Si, ¿Quién habla?
—Tengo la mala fortuna de comentarle que el señor Ricardo García Márquez acaba de fallecer en un accidente automovilístico donde se encontraban dos personas más, una mujer de 46 años y un menor de 8 años el cual ambos se encuentran en el hospital de san martín en estado crítico, necesito que venga rápido. —Dijo aquella señorita de manera seria.
—Si, en seguida voy, pero ¿exactamente dónde es el hospital san martín? —pregunte.
—En Guadalajara señorita, ¿Por qué? —sonó un tanto preocupada la fémina.
—Es que yo me encuentro en Monterrey, Nuevo León.
No podía creerlo, mi Padre acaba de fallecer, mi madre y hermano se encuentran en gravedad, y se les ocurrió abandonarme e irse millones de kilómetros.
—¿Ustedes es mayor de edad? — Pregunto la señorita.
— Estoy por cumplir la mayoría, puedo realizar unas llamadas a familiares para que vayan por mí mientras consigo el dinero previó para dirigirme allá— respondí neutral.
—Está bien señorita, necesito algunos nombres para saber quiénes tienen acceso para verlos.
Le di algunos nombres y terminé la llamada. Tenía que procesar lo que pasaba, mi padre había muerto, mi madre y hermano están en gravedad y yo sigo teniendo...
—¡UN GRAN DÍA DE MIERDA! — Grite desesperada.
—¡¿Qué pasa?!, ¡¿Qué sucede?!— vi entrar a la cocina a Julián y Gerardo.
—¿Cómo entraron? — dije sin percatarme que mis lágrimas caían sin parar y mi voz se encontraba hecha un desastre.
—Estábamos afuera ya que veníamos por ti y escuchamos un gritó, abrimos la puerta rápidamente y eras tú— se acercó Gerardo tomándome de las manos.
No lo pensé dos veces y lo abracé, lo que necesitaba era un abrazo. Que se vaya a una mierda todo lo que quería era sentirme protegida y no tenía con quién.
—Mi papá, falleció—Dije entre cortado y aún sin cesar las lágrimas.
—¿Tu madre donde esta? —Pregunto Julián separándome de su hermano y abrazándome después.
—En Guadalajara junto a mi hermano— Solté llorando aún más— se fueron y me abandonaron los tres— seguía llorando.
—¡¿Qué?!— Gritaron ambos al mismo tiempo.
El lugar se encontraba tensó, no sabía que hacer; el único dinero que tengo para poder ir hacia allá es el único que ocupo para poder sobrevivir aquí.
Mi teléfono suena nuevamente, respondo de manera rápida y notó que el otro lado de la llamada está en silencio. ¿Qué carajos está pasando?
Nuevamente mi teléfono comienza a sonar, esta vez reviso quien es y veo que es el abuelo así que respondo...
—Abuelo, necesito que...
—Violeta tranquila, yo iré no te preocupes. Mi vuelo saldrá hoy, trata de concentrarte en el colegio, pasare a tu casa en tres horas más para ver si no quieres que les llevé algo. — finalizó la llamada.
Ni tiempo me dio para decirle que estaba bien, no podré ver a mi padre nuevamente. El arrepentimiento vuelve a como se encontraba hace dos semanas.
—¡Por una mierda!, ¡¿Qué carajos me pasa?!— grité y volví a llorar.
—Violeta, tranquila. Nosotros estamos contigo para apoyarte como siempre lo hemos hecho. — me abrazo fuertemente Gerardo.
Quería que esto solo fuera un horrible sueño y así fue.
—¿Qué demonios fue eso? — me pregunte a mi misma.
Me encontraba agitada y con las lágrimas desbordadas en mis pequeños ojos. Trate de controlarme y buscar mis lentes, si, si ocupo lentes, pero usualmente utilizo unos de contacto, pero bueno ese no es el caso, el caso es que rápidamente me levante de mi cama y como pude fui a ver el cuarto de mi hermano el cual se encontraba vacío, fui al de mis padres y de igual forma estaba vació. Tome mi teléfono al ya estar de nuevo en mi habitación. Este marcaba la fecha de hoy 12 de septiembre del 2018 a las 03:25 de la madrugada. Muy temprano para alistarme he ir a la escuela. Trato de dormir, pero me es imposible después de aquel raro sueño.
Vuelvo a ver la hora, me gustaría que todo viera sido totalmente diferente. A veces llegan preguntas a mi cabeza sobre el famoso "¿qué hubiera pasado si...?", pero recuerdo que él hubiera no existe.
Enciendo la luz y está me cala por un par de segundos. Tomo mi computadora y entro en cualquier archivo de Word para comenzar a escribir...
«Soledad, es lo que siento en estos momentos por no saber cómo expresarme. A veces la soledad es algo que todos o la mayoría anhela para poder dejar fluir sus ideas y pensamientos, a otros les asusta.
Yo solo la disfruto en el momento que creo sea el adecuado...»
No termine de escribir a causa que mi teléfono empezó a sonar indicando que ya era hora de alistarme.
Cerré mi computadora y Volví a levantarme de mi cama. Comencé a ordenar mi habitación y busqué mi uniforme, mi típico pantalón cake y mi playera polo. Para mí suerte contaba con distintos suéteres y puedo ponerme uno.
Entró a darme una ducha y colocó un poco de música.
Cada gota sale de la regadera y está me toca mi piel. Me relaja y eso me tranquiliza.
Pienso en hace cuanto tiempo creí que todo sería mejor sin a verme dado cuenta que todo ya lo era.
Aún se escucha la música mientras mis pensamientos dan vueltas y vueltas. ¿Me he enamorado? No creo.
¿Por qué aquella pregunta me llegó repentinamente?
Todo se volvió raro en mi después de años.
Me acordé el como conocí a Gerardo. Simplemente un mal entendido entre ambos causo que nos conociéramos.
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Continuará:)
No sabía que poner así que puse cualquier cosa jajaja. Lo siento, pronto corregiré todo.
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Cartas que nadie leerá [Cartas #1]
Teen FictionA veces la vida te da caminos que como persona, incrédulamente toma y sin darse cuenta nunca sabe si lo llevara a algo positivo o negativo. Luchar contra nosotros mismo y lograr identificarnos con algo y saber que hicimos mal en su momento nos ayud...