"No tengas miedo. Aunque no esté contigo, prometo quedarme a tu lado"
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Era un día nublado con vientos salvajes. Alana esa tarde se quedó en casa con sus padres. Ambos estaban dormidos en el sofá, tomados de la mano y perdidos en los sueños.
La chica los miró recordando todas sus acciones. Cómo incluso en la oscuridad decidieron acompañarla con la luz de una vela. Sintió que como pago les debía un antiguo abrazo en el cual todos derramaron alguna lágrima. Una de tristeza, otra de alegría. Y la última por desgracia...una lágrima vacía.
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Alana paseaba por las calles de la primera ciudad que visitó. Todas pavimentadas y con las personas distraídas. Por cosas de su inconsciente terminó en aquel callejón dónde por circunstancias de la vida conoció a Artem, el chico que hacía que su corazón bombeara sangre con prisa, el que la mantenía despierta en las noches soñando con sus labios. Y el que apaciguaba y alteraba todos sus instintos primitivos.
Sonrió y continuó su camino. Decidió que sería un buen día para el turismo. Al salir del pueblo caminó hacia Trask. El bosque estaba tranquilo, frío y colorido, por alguna razón comenzó a recordar su niñez.
"Una chica caminaba por la ciudad con una gran sonrisa. Recibiendo los suaves rayos del sol mientras caminaba por la avenida de Las 7 calles.
Sus ojos marrones miraban a todos con curiosidad, preguntándose si todos tendrían sangre roja, si el cabello de los pelirrojos olería a frutos rojos o si las personas de piel morena tendrían poderes como el superhéroe que vió en una película con su padre.
Una oleada de brisa salina inundó su nariz y revolvió su cabello. La playa estaba a pocos metros de ella. Con altas palmeras, arena brillante, vendedores ambulantes y el mar esperándola.
Soltó un grito de alegría al ver a cuatro niños jugando, se acercó corriendo y ellos la abrazaron al verla. Eran los únicos amigos que había logrado hacer. La mayoría se mantenían al margen por su personalidad peculiar, tachándola de rara. No se lo decían a la cara ni con la intención de burlarse de ella. Simplemente se alejaban sin decir alguna palabra.
A ella poco le importaba, pero logró hacer increíbles amigos. Personas que lograron ver a través de su exterior. Que lograron ver la belleza de la chica que sonreía al ver una herida sangrando.
El grupo alegre de niños corrió hacia la orilla del mar, se tomaron de las manos y luego se adentraron más allá."
Alana sacudió la cabeza concentrándose en su camino, estaba tan adentrada en sus recuerdos que no se dió cuenta de que había avanzado la mayor parte del camino. A lo lejos ya se comenzaban a ver los edificios de departamentos y tiendas. A los pocos minutos llegó al sendero de pavimento.
Las tiendas del pueblo estaban abiertas y decidió entrar a una de regalos. Era de un tono azulado, con estantes de madera repletos de souvenirs. Observó con detenimiento cada uno de estos.
Una pequeña caja llamó su atención. Era de tamaño mediano y estaba decorada por fuera con un diseño de ballenas.
La abrió y por dentro era de temática playera, había un pequeño espejo, abajo un espacio para guardar cosas y en el centro de esta una pequeña orquídea de fantasía. La tanteó por debajo y por los lados hasta que encontró una pequeña manecilla. Le dió tres vueltas y al soltarla la flor comenzó a girar mientras sonaba del interior una suave música caribeña.
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Los Cinco Pecados de Alana
Historia CortaEl que tu vida sea retorcida no significa que sea infeliz. Alana es un ejemplo perfecto. Su vida no es igual a la de otros. Y es debido a ese pequeño abismo lleno crueles fantasías. En el que felizmente se dejaba caer. Obra completamente creada po...