Los ojos con los que miro.

¿Es muy temprano para decir que te amo?

Antes de ti, el amor me era extraño; ajeno, impensable.

Vivía tranquila, sin afanes, sin compromiso y sin el desgaste que suponía traían las relaciones entre seres humanos desconfiados e imperfectos.
Y sí, conocí a muchos, salí con otros tantos, pero jamás con el deseo de quedarme ni de que ellos se quedaran en mí.
Hasta que en verdad te conocí.
Y digo en verdad porque si bien te conocía, los prejuicios imaginarios hicieron que tuviera una falsa imagen de ti.
Pero al quitar el velo y desnudar nuestras almas, me sorprendí con un alguien noble, amoroso y sabio.
Entonces me pregunté y te pregunté, ¿qué voy a hacer contigo?
¿Que voy a hacer con tanta felicidad que desborda mi pecho cuando estamos juntos, con las ganas absurdas de verte y que me abraces con tus abrazos que saben a paz, a complicidad y a tranquilidad; con el miedo que me invade al pensar en perderte?
Así que decidí el camino difícil; elegí amarte, aun a pesar de saber que es muy temprano para decir que te amo.