Los ojos con los que miro.

#84 (Desahogo)

Por favor, explícame el Por qué de tu doble moral.
Para que prometer compañía cuando a la primera falla, te vas...
Así,
Sin decir mas
Que lo el silencio oculta,
Y la duda afirma.
Acaso no te importa mi dolor?
O ahora los insomnios y la vida invertida se quedaron sin valor ?
No ves que te vas y mi corazón muere.
No para siempre,
Porque es lo suficientemente fuerte para sobrevivir la guerra del olvido y la distancia.
Pero,
No deja de doler.
No deja de costar pensar en la probabilidad de que confiar en ti fue un error.
Pero no me arrepiento,
Porque
aprendí a vivir con marcas.
No con heridas.
Porque fuimos un capítulo en la vida del otro que era necesario.
De ti aprendí que amar es mas que un verbo,
Que el olvido existe
Y que la familia también abandona.
De mi aprendiste que todos tenemos una historia triste pero también que hay otras opciones.
Ojalá estuvieras...
Ojalá pudieses leer estos versos cargados de desahogo...
Ojalá hubieses elegido sinceridad antes que lejanía.
Ojalá hubieses peleado por nosotros.
Sin embargo,
Y a pesar de todo,
Yo seguiré estando.
No porque lo merezcas sino porque lo necesito.
Es una deuda con mi alma
Que no puede dejar de querer aunque le claven mil puñales.
Soy así,
Y ese es mi don o mi cruz.
Pero entiéndeme por favor,
Si me alejo yo también,
Si te conviertes en un extraño;
En un aprendizaje del pasado.
Y si vuelves no me pidas que todo sea igual,
Porque es pedir lo imposible,
Como intentar escalar las murallas de la inseguridad.
Lo cierto es que la confianza muere cuando el corazón se menosprecia
Y la amistad se extingue cuando se escoge ausencia,
porque pronto se deja de hacer falta.

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Este poema se lo dedico a quienes fueron una vez mis amigos, pero por distintas razones del azar del destino o por necesidad ya no estamos juntos.
Les abro mi corazón y les expreso con un tinte de melancolía los sentimientos que me embargan al recordarlos.
Sin embargo, todo me sirvió para encontrar al mejor amigo de todos-Jesús- y si, tal vez este loca pero es mi verdad y prefiero aferrarme a la esperanza de su fidelidad a estar sumida en una eterna soledad. Después de conocerlo, conocí personas a las que pude llamar amigos y aunque no son perfectos y me fallan, encontramos el antídoto para la estabilidad: sinceridad y perdón. Sinceridad para expresar lo que se siente y perdón para guardar y limpiar el corazón.
Ojalá ustedes encuentran personas con las que valga la pena compartir la vida y recuerda ser el amigo que quieras tener. Un cálido abrazo!