Antes mi vida era solo un barco de melancolía en el puerto de la soledad.
Una vida sin matices, donde gobernaba el desahucio.
Sumida en orgullo me negaba a vivir fuera de las sombras, a sentir más que dolor y a recibir más que heridas.
Por mucho tiempo pensé que jamás sería algo más que la suma de mis errores, que la estampa de mi pasado, que el recuerdo de mi orgullo.
Hasta que me di una segunda oportunidad.
Me di una segunda oportunidad para amar, para dejar de fingir, para dejar de buscar aprobación y sentirme satisfecha por quién soy.
Una segunda oportunidad para perdonar y perdonarme, para buscar en el lugar correcto, para rodearme de personas que sumen en lugar de restar y para encontrar plenitud en saberme feliz al ser libre de las máscaras.
Entonces, saque la basura de mi alma y libre de prejuicios, de rencores y de culpa a mi corazón.
Y entonces, los minutos comenzaron a tener sentido y la vida significado, mis ojos vieron en color y la esperanza reino.
Todo gracias a el amor y el perdón de quién me miró y no me hallo indigna a pesar de estar sucia para aún recibirme en sus brazos dándome una segunda oportunidad para ser y amar mejor.
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Los ojos con los que miro.
PoetryLa poesía son los ojos con los que vemos el mundo. Esta es mi vida en versos. Todavía queda mucho por aprender, todavía queda mucho por vivir.