Déjame llorar
Cuanto vacio hay en esta habitacion
Tanta pasion colgada en la pared
Para el acróbata era normal pasearse por la que antes era la estancia de la dueña de sus pensamientos en ese momento, era fácil para él meterse, de todas formas quedarían justo enfrente de la suya.
Cuanta dulzura diluyéndose en el tiempo
Tantos otoños contigo y sin ti
Solo
Quiso cambiar de ambiente, salió por la misma ventana de donde entró saltando hacia el árbol que dividía sus casas, bajó hasta su cochera donde se encontró su moto, la encendió y rápidamente se puso en marcha, al llegar a su lugar de destino se quitó su casco y se sentó a contemplar el horizonte, se ubicaba en el borde del Pico de la Viuda, siendo camuflajeado por una arboleada detrás de él, se echó en la hierba viendo hacia el cielo, suspiró.
Millones de hojas cayendo en tu cuerpo
Otoños de llanto goteando en tu piel
Sus recuerdos se apoderaron de él si tan solo hubiera tenido más tiempo, hubiera hecho mejores las cosas.
-¿Así que te vas? -Preguntó sin rodeos el castaño mientras le seguía el paso.
-Eso es algo que no te incumbe -Escupió la rubia tratando de sonar fuerte. -Creo que es la mejor noticia que podría haber recibido, después de todo me odias –Dijo esto último tristemente, agradecía al cielo atardecido no ser tan obvia.
-Yo nunca he dicho eso, Kendall -Respondió tomándola del brazo. -Deja de fingir que no sientes nada por mí, así como yo dejaré de hacerlo -Rectificado seguro y confiado de cada una de sus palabras.
-¡Yo no siento nada por ti! -Exclamó forcejeando en vano la rubia, el chico por su parte la tomó en ambos brazos haciendo que se miraran directamente a los ojos, acerco su frente para chocar con la de ella.
-Mírame a los ojos y dime si no sientes nada por mí -Retó el medio doble de riesgo, miró a ese par de bellas gemas turquesa que ella tenía, contra sus zafiros marinos, ninguno le dio la satisfacción al otro de rendirse, al final la fémina solo susurró.
-De todas formas, ya es tarde –Se soltó de su agarre. -Mi vuelo parte mañana a primera hora, lo siento Clarence –Fue lo que concluyó abriendo la puerta de su casa, el mencionado no iba a quedarse de brazos cruzados.
-Aún queda suficiente tiempo para hacer una última cosa -Dijo determinado empujando y cerrando la puerta de la casa de su némesis, antes que ella podría decir algo rápidamente la calló posando sus dos en sus mejillas con un apasionado beso acorralándola en la pared no en vano era famoso por nunca escuchar a la razón.
-Kick –Nombró intentándose apartar, pero su cuerpo pedía a gritos la cercanía del castaño. -No podemos, mis padres... -Dio un pequeño gemido cuando los labios del acróbata migraron a su cuello.
-Están de viaje, no trates de seguir mintiéndome. -La volvió a besar acariciando su espalda. -Sé que te irás con ellos y si esta es la última vez que estarás en Mellowbrook, quiero que seas mía -Le murmuró mientras la cargaba y subían hacia su habitación.
Iluminada y eterna, enfurecida y tranquila
Sobre una alfombra de hierba ibas volando dormida
Un silencio imposible enmudeciendo mi vida
Con una lágrima tuya y una lágrima mía
Aunque el amor y la pasión no hicieron falta, era inevitable sentir dolor, él lo sabía... Recordaba como escuchó un pequeño sollozo entre sus brazos, nunca pensó oír su sutil llanto, si había algo que odiaba más que fracasar en sus acrobacias era ver a la chica de sus sueños llorar
La besó, exploró su cuerpo y aunque no fuera perfecto para los malditos estereotipos sociales, para él era una obra de arte, llena de curvas y modestia, limpió sus lágrimas, odiaba ser testigo de eso pero también lo anhelaba, quería ser dueño de todo , absolutamente de todo lo que se tratara de ella. Acarició su cara con sus manos mientras la abrazaba, por su parte Kendall correspondió al gesto, lo amaba pero era tarde, suspiró quedándose dormida al ritmo de sus latidos.
cuantas nostalgias durmiendo en el desvan
He declarado mi vida en soledad
Hago canciones de amor que nunca olvido
Pues sobre nubes de otoño las escribo
Solo
Abrió sus ojos despertando a la realidad, ya había oscurecido y como siempre el cielo nocturno daba un hermoso espectáculo, divisó primero un avión que sobrevolaba en las nubes, echó un respiro al aire imaginando que volvería su amada, volvió a cerrar y abrir los ojos , vio como un lucero atravesaba el crepúsculo del cielo, rió triste, era un mito pero aun así no perdía nada haciéndolo, tapó su mirada con su brazo mientras murmuraba para sí mismo.
-Desearía no haber sido tan obstinado. -Recitó primero
-Desearía haber tenido más tiempo. -Continuo
-Y desearía que volvieras, Kendall –Fue su último deseo.
Iluminada y eterna, enfurecida y tranquila
Sobre una alfombra de hierba ibas volando dormida
Con una estrella fugaz te confundí la otra noche
Y te pedí tres deseos mientras duraba tu luz
Déjame llorar
Déjame llorar... Por ti