27 • Pt.1

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NOTA: Las partes que estén completamente escritas en cursivas son recuerdos y las canciones de Andrea, estos tendrán tres puntos en el inicio y al final. (•••)

| Canciones para Jenna |

| Pov Andrea |

Jenna, Jenna, Jenna y sólo Jenna.

Que sí, mi cabeza estaba en mil y un cosas, pero una que estaba constantemente a toda hora, era esa morena de un metro cincuenta, ¿Yo? Yo ya estaba perdida, y me encantaba el hecho de lo sano que podía ser estar a su lado, era muy comunicativa, me gustaba preguntarle como se sentía con nosotras para conocer su punto de vista, y siempre hablaba desde la ilusión, y yo lo sabía.

Pero era tan sincero e inocente que ignoré todas esas alarmas que de repente se disparaban.

Habían pasado cuatro meses desde que Jenna se había ido a trabajar junto a los chicos, cuatro meses donde ya empezaba a olvidar el sabor de sus labios, y la textura que sentía al acariciar su piel, cuatro meses anhelando un abrazo, su calor, un contacto, pero lo más que nos podíamos regalar era un par de miradas profundas a través de nuestras pantallas.

Y no era que me quejase, ya sabía que la tenía, sabía que era mi novia, y que volvería al terminar su trabajo. Y yo no estaría de enamorarla, por nada del mundo.

Pero ya la extrañaba.

La extrañaba cuando tocaba mi guitarra, cuando cantaba las canciones que le escribía, cuando iba de visita a su apartamento a ver que todo estuviera en orden y ver todo exactamente como lo dejó, sin ánimos de tocar nada porque así sentía que aún estaba ahí.

Detalles como que olvidó colocarle la tapa a su perfume, que se le quedó un arete fuera de su caja. O que simplemente dejó un abrigo sobre su silla del comedor.

Su aroma estaba ahí, y aún sentía su presencia en aquel piso de soltera.

SOUR había sido lanzado junto a Drivers License. El primer sencillo de aquel álbum al que le dediqué algunos meses de mi vida. En el que trabajé con tanto amor y ahora tenía todas las oportunidades que estaba esperando.

Había vendido al menos un total de diez canciones en los últimos tres meses, tenía un par reuniones con personas importantes, para proyectos que si se me daban... Serían la salida del anonimato para mí, lo que ayudaría satisfactoriamente el proyecto que tenía con Daniel en puerta.

Y Daniel, su poemario estaba en todas las librerías del país.

Había sido invitado a entrevistas en la radio y a ofrecer conferencias en grandes auditorios. Ambos teníamos virtudes y enfoques distintos, y era importante mantener nuestros proyectos individualmente para brillar juntos como una productora.

No había parado de recibir felicitaciones, tantas personas cerca de mi que se alegraban de mis logros, y aunque el único que necesitaba que los viera materializados no estaba ahí, sabía que en algún lugar, él estaba orgulloso a su manera.

Y no necesitaba nada más.

-¿Lista? Querida hermana. -Daniel abría la puerta del copiloto para mí, bajé mirando como se veía de bien con ese traje azul marino, y en su brazo colgado su toga y birrete.

Souvenir • Jenna OrtegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora