3

3.2K 238 58
                                    

Otro día de trabajo, limpiaba sin apuro el cuarto de servicio, que para ser honesta. Creo que desde que trabajaba ahí no había visto a nadie limpiarlo. Mientras estaba en mi labor, cantaba, mis compañeros ya estaban acostumbrados a escucharme cantando o verme golpear cosas y grabarlo con mi celular, por lo que no le daba importancia.

Estaba estresada por mi voz, la canción por la que me había decidido era una de las piezas que más orgullo me daban, a pesar de que fue escrita en una época no muy ¿Agradable?. Y estaba segura de que sería una canción preciosa, si sólo mi voz fuese más dulce.

–¿Tarea, Andy? –Me preguntó Scarlet desde la caja, al verme salir luego de un rato en dirección al baño.

–Sí... sólo que estoy dando batalla porque no siento poder cantarla. –Le explico para luego pasar a lavar mis manos y cambiar mi delantal. Arreglé un poco mi cabello y me lavé la cara. Ya estaba lista para atender al público.

Regreso calmadamente y me paro al lado del mostrador, cerca de Scarlet para poder charlar.

–Si quieres puedo ayudarte.

¿y sí podría?

No quiero que se mal interprete, sólo nunca me mencionó que cantara.

Scarlet era una chica muy guapa, pálida de ojos verdes y era del tipo de personas que te transmitían brillitos y buenos deseos, su personalidad era demasiado... Intensa, en ese sentido. 

–¿La diseñadora de modas es cantante también? Vaya, qué sorpresa. –Ella se ríe estirando su brazo para golpearme y lo esquivo divertida.

–Para que sepas, yo estudié canto dos veranos consecutivos y tengo buena voz. –Eso sí me había sorprendido.

–Debo entregar mi versión pasado mañana, ¿te gustaría grabar voces hoy conmigo? –Pregunté alegre. No la había escuchado, pero estaba segura de que le quedaría bien la canción. –Sólo si tú quieres, y puedes claro está.

–Claro que sí. –Le sonrío agradecida. –Sólo debes esperar a que cuadre caja.

–me salvarás la vida. Te lo agradeceré siempre.

En eso la campanilla de la puerta nos alertó, no había nadie en el café hasta ese momento, era el mismo grupo de chicos, donde claramente ahora tenía toda mi atención ya que sabía que con ellos venía la jóven actriz.

–Uhhh llegaron los misteriosos. –Richie apareció desde la cocina y se paró al lado de Scarlet.

–¿Qué? –Pregunta la antes mencionada. 

Julián que estaba limpiando las mesas cerca del mostrador se rió por lo bajo, Richie al ver que se acercaban tomó dirección hacia la cocina, sin disimular en lo absoluto.

–Hola, buenas tardes. Bienvenidos. –Scarlet le ofrece una cálida sonrisa al castaño. –¿Qué desean?

–Buenas tardes. –Empieza el muchacho que casi siempre era quién pedía las órdenes.  –Un caramel macchiato, sólo eso y... ¿Georgie, tú qué vas a pedir? Emma, Jenna, ¿Lo de siempre?

–Un chocolate caliente está bien, no muy dulce. Por favor. –Dijo el chico que ahora sabía que se llamaba Georgie.

–Entendido, ¿Las señoritas desean algo?

–¿Emma, Jenna? –Preguntó el primer chico.

Me alejé un poco incómoda, mirando hacia el frente. 

–Yo quiero sólo un café helado. Y una galleta con chispas de chocolate. –Dijo la rubia un poco distraída, aún mirando la cartelera sobre el mostrador.

Souvenir • Jenna OrtegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora