¿Qué es peor que muchos jóvenes en la pubertad?
El olor del café recién hecho siempre me ha agradado, el aroma a harina, el azúcar, el sonido de las tazas y los platillos, el calor del horno, el olor a queso fundido se expande por toda la cafetería creando un ambiente bastante agradable.
Escucho el siseo habitual de la máquina de espresso mientras sirvo algunos capuchinos y deposito
dos tazas blancas en la bandeja de plata le sonrío a Jashel que viene por la bandeja y me devuelve la sonrisa de manera amistosa, se da vuelta y deja las tazas en la mesa que se encuentra cerca de la ventana.Luego de estar en lo que ya se podría llamar "una rutina". Sirviendo cafés, calentando uno que otro cruasan, hacer panqueques, sándwiches, pastelitos entre otras comidas. Observó con pereza todo.
El lugar está casi vacío, en el solo hay uno que otro cliente que charla amistosamente y sus voz llena el lugar.
Me levanto de la banca de madera en la que estoy sentada detrás de la barra americana para
acercarme al equipo de sonido.Lo enciendo conectando mi móvil para reproducir mi lista de Spotify y acercarme a Jhasel con una gran sonrisa mientras la voz de Ariana Grande re suena por todo el lugar. Canto bajito y le doy un empujoncito con mi cadera mientras el prepara dos
hamburguesas para llevar.Rueda los ojos mientras sonríe por lo bajo.
- Creo que deberías encargarte de esa mesa. -Señala la mesa que está cerca de la ventana donde hay un grupo de chicos que acaban de entrar y se sientan en el sofá cerca de la puerta. Ruedo los ojos en señal de fastidio al ver que hacen más ruido del necesario y hablan escandalosamente. - Que lindos - pienso.
Los miro con algo de fastidio al ver como uno se intenta subir al sofá y otro chico lo
detiene por el brazo. Me devuelvo a Jhasiel que empaca las hamburguesas en esas bolsitas marronas con el logo de la cafetería en medio de ellas.- No. - Respondo mientras tomo la bolsita que me estira desde la cocina y me acerco a la barra para extendérsela a una chica de cabello negro corto. Sus ojos azules se enchinan mientras me agradece y extiende el dinero. Lo tomo y le devuelvo la sonrisa
de boca cerrada.- ¿No? - Pregunta Jhasiel mientras sale de la cocina con su delantal negro un poco lleno de harina y el gorrito blanco que mantiene en orden sus lindos cabellos castaños.
¡Pero si yo me he ocupado de entregar bandejas toda la mañana! Deberías ser un poco considerada. Solo somos los dos en esta cafetería y no puedo hacer comida e ir ha atender las mesas Ally.
- ¡venga ya!, te toca. - Niego con la cabeza de manera frenéticamente pero él me da una de esas miradas severas y que no logro saber cómo es que pueden intimidar si el chico desprende vibras de pollito lindo y tierno.
- Está bien. - Digo resignada y me encamino al grupo de chicos. Anoto su pedido en mi pequeña libretita de manera rápida y casi mecánica.
Cuando me acerco a dictarle la orden a Jhasiel hace mueca y suelta un comentario sobre no entender como a las personas puede gustarle tanto el café si es feísimo. -según el-
- Es muy profesional hablar sobre el sabor del café mientras trabajas en una cafetería ¡Toma tres estrellitas! - Ironizó.