«Buenas noches chupa-cabras»
El lugar es una cabaña cerca de la playa. Un poco pequeña pero suficiente para cuatro personas. La decoración es bastante sencilla.
-¿Tienen hambre? - Preguntó Gae sentado en la alfombra de la pequeña sala mirando en nuestra dirección y con su abanico improvisado de cartas. Estaba sentada en un pequeño sofá con Estefi a mi lado.
A mi derecha se encontraba Nath en un sillón. Hace más de una hora que llegamos y él no ha parado de escribir en su celular con el ceño algo fruncido. Más de una vez me ha descubierto mirándolo. Pero, enserio me genera intriga saber que tanto puede hacer en su móvil.
Estefi había lanzado un 3 rojo en la carta de uno. Le quedaban dos y Gae estaba lleno de ellas. Con una sonrisa victoriosa me coloque de pie y lance mi última carta gritando - ¡Unoo! - Este juego es una locura. Pero he ganado seis rondas seguidas. Estefi me miro con mala cara y Gae se lanzó abatido. Yo solo brincaba con alegría hasta entrar a la cocina y gritarles desde hay sin muchas fuerzas que íbamos a comer.
- Podemos pedir domicilio. - Hablo Nath con voz carrasposa. Como si se adaptará hablar de nuevo.
-¡Pizza! - Sugirió Estefi entusiasmada.
-Ya basta de domicilios. Cocinemos algo sano. - Camine hasta el pequeño marco que dividía la salita y me detuve en ella recargando mi espalda en este como una mamá preocupada por el estómago de sus pequeños.
- Yo cocinare - Anuncie sin dar luto a reproches. Gae, Estefi y Nath se miraron por un segundo dudando de mis habilidades culinarias.
-Está bien. Te ayudo - Propuso Nath.
-¡Y nosotros! - Estefi se señaló y luego a su amado novio.
-Primero recojamos estas cartas del demonio, cariño. - Me reí por el comentario de Gae y los observe recoger mis queridas cartas para guardarlas en una pequeña bolsa.
Un rato más tarde, los cuatro mosqueteros íbamos de camino al súper en la nave espacial. Cuando llegamos Nath nos avisó que iría a echarle gasolina al coche mientras mis papas y yo recorríamos los pasillos del pequeño súper en busca de los ingredientes. Luego de una pelea ceñida en piedra, papel o tijera. Gane con la decisión de hacer lo que me plazca para la cena.
Cocinaríamos tallarines con una salsa un poco picante y queso derretido. - Los favoritos de mi familia. - Caminar con Estefi y Gae siempre era risas y chistes malos asegurados.
Gae se encargaba de arrastrar el carrito en el que solo iban tres rollitos de tallarines, cositas para la salsa y buscábamos el queso como espías en una misión super secreta. Estefi nos avisó que se formaría mientras se encargaría de buscar la Coca-Cola.
-¡Ahí está el queso! - Señale un estante a unos cuantos pasos de nosotros y Gae se apresuró echando dos bolsitas al carrito.
De camino a la caja se encontraban las Coca- cola así que mi amiga Estefi sostenía una botella que luego lanzo al carrito.
Cuando salimos del lugar un auto parqueado nos esperaba. Nath salió abriendo el baúl y guardando las bolsitas junto a Gae. No tardarón menos de dos minutos hasta que volvíamos a andar.
Llegando a la cabaña Estefi recibió una llamada. Comprendí al instante que me dio una mirada rápida y camino al pequeño cuarto de baño, que era de esas llamadas en la que tarda y sale echa un desastre.
Gae estaba dando vueltas por la pequeña sala sin entender que pasaba con su novia y porque lloriqueaba en el baño.
Coloque el agua a hervir mientras lavaba los ingredientes para la salsa. Nath resultó ser un buen cocinero y no se quejó ni una sola vez mientras le dictaba órdenes.
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