Epílogo

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La laguna Hestia era nutrida por el agua de las montañas que la rodeaban, y su centro coronado por el gigantesco Alto Reloj. Por cientos de años, aquel cuerpo de agua ha sido nutrido con los minerales y nutrientes más ricos del Mundo, procedentes de las montañas más antiguas; incluida a la montaña Colmillo Relámpago. Para todos en Hestia, era considerada una laguna sagrada y de capacidades que escapaban al entendimiento. Leyendas y mitos giraban en torno a ella, con historias esperanzadoras para gente con crueles enfermedades que los Druidas no son capaces de curar, pero que sin embargo la Laguna Hestia sí podía.

No obstante, aquella magia de la laguna no era capaz de rescatar a nadie que cayera del Alto Reloj. De hecho, su fondo era decorado por los esqueletos de quienes se han atrevido a escalarlo. Y aun así, Rollan y Eneo lo lograron. La caída, por supuesto, no los dejó ilesos.

Contra todo pronóstico, como empezaba a ser habitual en estos días para el Alto Reloj, ambos estaban a salvo, cuando sus huesos y órganos deberían ser un menjurje en el interior de sus cuerpos. A menos que alguien les amortigüe la caída.

Ambos jóvenes fueron llevados a las orillas del lago, con pocos centímetros separándolos del uno al otro. En medio de sus cabezas, relucía el Yelmo Etria, y a pocos pasos de él, la Parca de los Héroes y el responsable de que sigan con vida. Aquel hombre de más de cuatrocientos años pero de apariencia de uno de treinta en su mejor condición física, permanecía de cuclillas al lado de Rollan.

― Fue una batalla espectacular, mocosos ―admitió la Parca de los Héroes mientras discurría su vista de un Etria al otro―. Pese a las condiciones, diferencia de edad y experiencia, me es imposible determinar a un ganador. Una verdadera lástima ―La sonrisa habitual en el hombre se expandió hasta deformarse en una mueca enfermiza de alegría. O más bien, de locura―. Aun les falta mucho por aprender y resolver. Sus Fatídicos Errores los consumirán algún día.

Desde la distancia, Cid pudo distinguir entre las nubes una luz brillante descendente. De inmediato reconoció al propietario de tan llamativa llegada.

― Anemon, esta batalla no ha acabado. Al igual que nuestros asuntos ―La Parca de los Héroes se echó en un hombro a Eneo―. Volverán a enfrentarse. Es inevitable, como nuestro futuro reencuentro, amigo. Veamos qué tan buen mentor eres, si es que no deseas que tu chico sea una víctima más como todos los Etria a los que hemos asesinado. Por el momento, le concedo prolongar su Trágico Final.

Rollan mantendrá hasta su vejez la primera imagen que vio al despertar

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Rollan mantendrá hasta su vejez la primera imagen que vio al despertar. Lo sabía sin tener que preguntárselo a su yo del futuro.

La Laguna Hestia lo recibió con un agradable aire húmedo y la imponente imagen del Alto Reloj, mismo que por la posición del sol parecía absorber su luz a causa del color negro en su fachada. El color ideal para ser el punto de carga de un Tesoro Sacro que pudo tener uno de los más grandes poderes jamás vistos en toda la nación Indral. Y que sin embargo, Rollan logró evitar.

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